Réplica a García-Sabell

El merodeo en torno al genoma es el título de su trabajo publicado el psado 20 de octubre en EL PAÍ.Su tesis la resume al final con una frase del fíico Oppenheimr: "Recordemos a Oppenheirier, nada menos que a Oppenheimer: reducir los procesos vitales y espirituales a fenómenos físico-químicos es una imposibilidad absoluta".Recabar la opinión de Oppenheinier a estas alturas sobre esta materia tiene el mismo valor dialéctico que apoyarse en una sentencia de Aristóteles. Tanto uno como otro desconocían la biología molecular y los actuales avances científicos en el conocimiento del cerebro humano. Oppenheimer murió hace 23 años, luego ignoraba ambas cosas. Por eso, la opinión de Oppenheimer es d.11sculpable; no lo es tanto la del articulista, instalado en el año 1990, y teniendo a su alcance la información necesaria y suficiente sobre el tema.

Tilda de "auténtico prejuicio" una hipótesis de trabajo que ya se ha convertido en evidencia científica, olvidando que su tesis sí que es un "auténtico prejuicio", pues sólo se apoya en presupuestos teológicos. Prejuicios teológicos que Zubiri y Laín Entralgo (los nombra en su artículo) han superado, elaborando una tesis concordista que pretende compaginar su fe de católicos con la idea, propugnada por la comunidad científica internacional, de que la psiquis surge de la actividad neuro-electro-química cerebral. Dicha tesis concordista postula que en el momento de la muerte del cuerpo, y por tanto del alma, Dios crea un cuerpo igual al del difunto, destinado a la inmortalidad.

El simplismo con que aborda el articulista algunas cuestiones es sorprendente: "Cada uno de nosotros es libre para tomar decisiones siempre, en toda circunstancia". ¿Siempre? ¿En toda circunstancia? Que se lo pregunten a cualquiera que le hayan inyectado ácido lisérgico o heroína, por ejemplo. En otro lugar de su artículo nos dice, refiriéndose a la manipulación genética, que sólo ésta puede afectar al cuerpo, pero no a la psiquis, por lo que su radio de acción se limita a aquél: "Esos límites son, para la exclusiva operación hurgadora del genoma, la capa más primaria de la constitución física del hombre". ¿Cómo se explica, entonces, pensamos nosotros, que la esquizofrenia, que es una escisión del yo, de la psiquis, o del alma, para entendernos todos, tenga su causa en un prosaico defecto genético?-