Campsa aumentó sus beneficios un 480% en agosto gracias a la crisis del golfo Pérsico
JOSEP MARIA CORTÉS La compañía Campsa obtuvo unos beneficios de 1.940 millones de pesetas durante el pasado mes de agosto, lo que supone un aumento del 480% respecto al mismo mes del año anterior, según fuentes próximas al consejo de administración de la sociedad. Este espectacular incremento está directamente relacionado con el aumento que han registrado los carburantes durante el pasado mes de agosto como consecuencia de la crisis del Golfo. Los resultados acumulados durante los ocho primeros meses derivados de la actividad comercial de la compañía ascendieron a 7.259 millones de pesetas.
A estos beneficios hay que añadir los ingresos financieros producidos por las inversiones efectuadas con los excedentes de tesorería (más de 110.000 millones de pesetas), que en agosto superaron los 1.500 millones de pesetas y durante los ocho primeros meses del año a 14.000 millones de pesetas, un 48% más de lo previsto. Ello supone que el resultado neto antes de impuestos de Campsa en agosto fue de 3.279 millones de pesetas, un 113% superior al mismo mes del año anterior."Campsa ha revalorizado, a partir de julio, sus existencias de carburante colocándolas a precios de mercado" lo que explica el incremento, matizan fuentes de la compañía.
A partir de la crisis del Golfo las compañías españolas de refino han seguido comprando crudo en base a los contratos establecidos con los países productores y han adquirido otras partidas a suminitradores directos o comprando en el mercado spot. Paralelamente, estas empresas han vendido a Campsa la gasolina a unos precios que han ido desde las 32 hasta 40 pesetas litro. Campsa coloca el carburante, en las estaciones de servicios de la red del monopolio -el 90% del total de puntos de abstecimiento-, en los surtidores que tiene abanderados de la red paralela y en el sector industrial a unos precios que después de las últimas subidas se situan en 71,80 pesetas el litro de gasoleo y a 94 pesetas el de super. Las últimas modificaciones de precios, "causa del malestar que ha provocado la huelga de camioneros" en palabras del ministro de Transporte, José Barrionuveo, han disparado los beneficios de la empresa distribuidora y han registrado desigual incidencia en las empresas de refino del sector. Las subidas del barril de crudo se descuentan de forma inmediata con repercusión muy rápida en el precio de venta al consumidor. Cuando sube el crudo inmediatamente suben los precios de gasolina y gasoleo en la calle y por tanto Campsa, que controla el circuito comercial, sale ganando. "Paralelamente las refinerías sufren el impacto de estar comprando el crudo encarecido y al mismo tiempo vender a Campsa carburante al precio oficial fijado según una cesta de precios ponderada en base a 6 países de la CE y los mercado libres de Roterdam y Ginebra". "La diferencia significa para Campsa unos beneficios dificilmente justificables a los ojos de la opinión tratándose de una empresa semipública que distribuye la principal energía", señala una fuente del sector.
Las últimas revisiones del precio de los carburantes, que tienen caracter quincenal situan ahora "el precio de la gasolina por debajo del máximo autorizado y el del gasoleo (71,80 pesetas litro) algo más de una peseta por debajo del tope fijado por el Gobierno (73,20 pesetas/litro), con lo cual disminuirán los beneficios correspondientes a septiembre y octubre", explica el portavoz de Campsa. La empresa distribuidora, controlada mayoritariamente por Repsol y su matriz el Instituto Nacional de Hidrocarburos (INH), obtuvo un beneficio de 20.256 milones de pesetas al cierre de 1989.
Las refineras españolas, Repsol, Cepsa, Ertoil, Petronor y Petromed, que son accionistas de Campsa desde el momento en que entró en vigor la nueva estructura de la distribuidora, han sufrido mayor o menor impacto según el peso de la dependencia del petroleo adquirido a Irak en el conjunto de sus balanzas comerciales.
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