La 'batalla de Atenas' centra el interés de las municipales griegas
La batalla de Atenas es el principal foco de interés de las elecciones municipales griegas de mañana, en las que el Gobierno conservador de Constantino Mitsotakis, que tomó posesión en abril, se enfrenta a su primera gran prueba. Melina Mercuri, que dejó el cine por la política para ser ministra de Cultura con Andreas Papandreu, es la candidata de la izquierda (socialistas y comunistas). Su rival no es un hombre de derechas, sino un antiguo compañero de partido de la protagonista de Los niños del Pireo: Antonis Tritsis, que huyó del Pasok cuando se destapó la olla de los escándalos. Las encuestas no señalan un resultado concluyente en la primera vuelta. La segunda se celebrará el día 21.
Aunque pueden votar ocho millones de griegos, y pese a que la consulta afecta a más de 6.000 municipios (en 359 de ellos, de más de 10.000 habitantes, con sistema de lista mayoritaria a dos vueltas), la atención está puesta en tres ciudades: Salónica, El Pireo y Atenas.Las tres ciudades cayeron en el saco de la conservadora Nueva Democracia en los últimos comicios, celebrados en 1986. El PASOK quiere devolver ahora la pelota y ha puesto en el empeño todos sus efectivos, incluso se ha coligado con los comunistas, sus no hace tanto irreconciliables enemigos. Sólo Papandreu no pueda emplearse a fondo a causa de los achaques de una salud que es su principal enemigo, junto a los jueces que investigan los casos de corrupción ocurridos durante sus ocho años de Gobierno.
Melina Mercuri es una incondicional de Papandreu, una de esas personas que no sabe resistirse al encanto personal y la hipnotizadora mirada de cobra del carismático político griego. Le ha sido fiel en todo momento, incluso cuando el líder socialista ha estado contra las cuerdas, amenazado en su vida personal y política. Y le sigue siendo fiel.
Político de raza
Su enemigo, Antonis Tritsis, es un político batallador, polémico, capaz de convencerse de que la ideología y la afiliación partidaria no es lo más importante cuando la patria está en peligro. Forma parte de una raza especial de políticos griegos incomprendidos en el exterior, la misma del compositor Mikis Theodorakis, el autor de Zorba el griego, que pasó como una exhalación desde un acta de diputado comunista a una cartera en el Gobierno de Mitsotakis. Tritsis fue ministro de Educación y Asuntos Religiosos en los momentos más duros de la guerra entre Papandreu y la Iglesia ortodoxa a causa de la expropiación de gran parte de los bienes de esta última. El hombre que ahora aspira a ser alcalde de Atenas tenía en su despacho un icono del Sagrado Corazón, y su ministerio (en cuyos soportales había, y hay, un pequeño templo bizantino) tenía que pagar un alquiler a la Iglesia.Cuando estallaron los escándalos, se apresuró a poner tierra por medio. Inició ahí una azarosa travesía del desierto, que pasó por la creación de un partido que nunca fue más que testimonial, hasta terminar como candidato de la derecha pese a que, como Theodorakis, se sigue considerando un hombre de izquierdas.
Melina lleva ventaja en la primera vuelta, según las encuestas, pero nadie se atreve a pronosticar qué ocurrirá en la segunda. Todo dependerá del índice de participación, del voto de los indecisos y de la actitud de algunos minoritarios, como los verdes. Lo que menos importa son los programas. Los atenienses saben ya que no hay que confiar demasiado en las promesas."Atenas, alza la cabeza", reza la principal consigna publicitaria de la Mercuri, diseñada por el mago francés Jacques Segala. Pero, como su rival, promete frenar la carestía de la vivienda, eliminar el nefos (nube tóxica) para que la ciudad sea respirable y acabar con el atasco perpetuo. Ninguno de ellos puede aprovecharse de la frustración de no haber conseguido la organización de los Juegos Olímpicos del centenario. Ambos saben que los votantes se fijarán en sus personas y en las de los partidos a los que representan.
Tanto en Salónica corno en el Pireo, los candidatos de Nueva Democracia llevan ventaja sobre los candidatos conjuntos de la izquierda. La ventaja es más clara en el caso de la capital macedónica, pero ni siquiera ahí es seguro el resultado. Todo se decidirá en la segunda vuelta.
Algo es cierto: que los escándalos no han liquidado al PA SOK, como se temía hace un año. Y algo más: que las duras recetas de austeridad aplicadas por Mitsotakis han reducido la esperanza que suscitó en abril el mínimo triunfo electoral de Nueva Democracia. Con este panorama, la política griega puede aún complicarse más.
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