Los tipos de interés de las cuentas bancarias secretas oscilan entre el 0% y el 3%
Los tipos de interés pagados por los bancos en las cuentas secretas son muy inferiores a los que rigen en el mercado para otro tipo de operaciones habituales. Varios documentos confidenciales de las entidades bancarias ponen de manifiesto que la rentabilidad de estos depósitos no supera el 3%, y, en algunos casos, es incluso nula. Ello demuestra, según han explicado distintas fuentes sindicales, que los implicados en esta nueva bolsa de fraude fiscal, cuyo volumen puede superar los 200.000 millones de pesetas según cálculos oficiales, tienen más interés en la ocultación de sus identidades que en el rendimiento que puedan obtener por sus depósitos.
La seguridad de que ningún dato del inversor quedará registrado en el banco al hacer el contrato para una de estas cuentas tiene el precio de unos bajos tipos de interés. El negocio, en este caso, es encontrar en el banco un lugar seguro para depositar un dinero al que las autoridades no puedan seguir la huella.Otra razón que justifica el bajo interés de estas operaciones es el hecho de que las mismas se soportan con pagarés de Tesoro cuya rentabilidad es ligeramente superior al 5%. Con los recursos captados, por esta vía, el banco compra pagarés nuevos -o los aplica a los ya adquiridos previamente- pero, dada su baja rentabilidad sólo paga al titular de la cuenta un tipo de interés muy reducido, una vez descontadas las comisiones que percibe la entidad.
El texto de un contrato de uno de los bancos que efectúan estas operaciones, al que ha tenido acceso este diario, es bien elocuente: "sin perjuicio del diferencia¡ antes indicado, el banco percibirá las comisiones que se devenguen, de acuerdo con su tarifa de comisiones comunicada al Banco de España, como consecuencia de las cesiones diarias de pagarés que lleva a cabo con objeto de preservar la liquidez de la inversión sin que, en ningún caso, el adeudo por estas comisiones pueda hacer que el rendimiento neto obtenido por el inversor resulte inferior al 0,1% anual cuando el saldo medio anual de la inversión sea inferior a 1 millón; al 2% entre 1 y 5 millones; al 2,5% entre 5 y 15 millones y al 3,25% para más de 15 millones".
La existencia de estas cuentas secretas resultaba aparentemente innecesaria en un sistema que ya admite la opacidad fiscal para los titulares de pagarés del Tesoro. La legislación actual exime a las entidades financieras de presentar a Hacienda la lista de los titulares de los Pagarés del Tesoro. Sin embargo, el problema está en que, con independencia de que el banco no tenga la obligación de entregar a Hacienda la lista de personas que adquieren pagarés del Tesoro, sí tiene obligación de tomar los datos personales del comprador para conocimiento de la propia entidad. Esto supone un relativo peligro para los titulares de ciertos fondos que por el origen ¡legal de los mismos no quieren correr el más mínimo riesgo.
Pedir información
Los propietarios de estos recursos temen que cualquier día podría salir una norma que exigiese a los bancos la lista de los titulares de estos depósitos. Pero, sobre todo, temen que algún juez o fiscal pueda dirigirse a un banco y pedir información sobre determinadas personas, en cuyo caso la entidad la tendría que facilitar, incluida la relativa a pagarés del Tesoro.Para ofrecer el absoluto secreto a este tipo de clientes, algunos bancos inventaron las cuentas innominadas, en las, apoyándose en sofisticadas operaciones informáticas, se simula un determinado número de Documento Nacional de Identidad. (ver EL PAÍS de 11 de octubre).
Con independencia de estas operaciones, algunas entidades bancarias también ofrecen otro tipo de cuentas con una remuneración más elevada, pero también ocultando la identidad de los titulares. Un documento interno de un banco hace refe rencia a depósitos para los que "no se requiere la firma de nin gún documento, ni contrato alguno".
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