_
_
_
_
LAS VENTAS

Ir a la guerra

Torear ayer en Las Ventas debió ser para los chavales, los tres con la edad propia de los soldados, tan desagradable y tormentoso como si los hubieran enviado a la guerra del Golfo. Se desconoce qué hubieran preferido, de haber podido elegir. Los galafates a los que se enfrentaron, marrajos e imposibles p ara el lucimiento, el desatado ventarrón y el frío congelador eran la antítesis de las condiciones en que debe celebrarse Un festejo con mínimas esperanzas de intentar el toreo.Ninguno de los tres coletudos se arredró y sus arrestos para enfrentarse a tanta inclemencia les elevan casi a la categoría de héroes, merecedores de la medalla al sufrimiento. Porque los moruchos de La Laguna salieron abantos y jamás cambiaron de catadura, salvo para empeorar. Sus escasas fuerzas no constituyeron ventaja para los chavales, pues se defendían tirando escalofriantes tornillazos que los diestros aguantaron impávidos.

Laguna / Martínez, Paquillo, Martín

Novillos de La Laguna, de excelente presentación,, mansos, peligrosos y flojos. Angel Martínez: ovación en los dos. Paquillo: silencio; palmas. Miguel Martín: ovación en los dos. El subalterno Clemente Yangüez El Millonario fue atendido en la enfermería de una contusión en hombro izquierdo y un puntazo en muslo derecho, de pronóstico reservado.Plaza de Las Ventas, 7 de octubre. Casi media entrada.

Semejantes regalitos jamás dispararon salvas, ya que sus bien armadas testas dieron en la diana en varias ocasiones en las que voltearon a sus aguerridos rivales. Incluso al subalterno El Millonario, que tras poner un par de banderillas y resultar perseguido, derribado y cazado por el quinto malage, le echó bemoles, para no ser menos que su capitán, Paquillo, y volvió hacia la fosca carota del bicho para colocar el siguiente antes de pasar a la enfermería de campaña.

Su compañero Antonio Romero, a las órdenes de Angel Martínez, destacó, además de _por el valor, como todos los toreros, por su templadísima y adecuada brega y también por los dos pares excepcionales que colocó.

Levantar al público

Miguel Martín fue el más aguerrido, si cabe, de la terna, el. único que levantó al público y para el que restallaron las más sonoras ovaciones. Lo logró también con los rehiletes, que clavó con -autenticidad, encontrando siempre novillo y reuniendo en una perra chica, siempre después de juguetear con los bichotes. También fue el único que administró, hasta que le permitieron sus brusquísímos y pregonaos novillos, algún detalle variado y de gusto con percal y sarga.Martínez y Paquillo navegaron con gran entrega, e inconsciente valor, sobre todo en el caso del primero, por los procelosos mares en que sus novillos convirtieron la lidia. Bastante hicieron con quitárselos de encima dignamente y sin perder los papeles, aunque fuera a base de tremendos sustos, y bajo la común consigna de: A por ellos, que es la guerra.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_