AVC
Dice Solchaga que, con la presente crisis, nadie va a poder aumentar su poder adquisitivo. El ministro debe de haber ido preguntando a todos y cada uno de los españoles en edad de hacer pasta: "¿Piensa enriquecerse usted el año que viene, aunque sólo sea un poco?". "¡Noooooooo!", habrán contestado los ciudadanos, modosos y unánimes. La crisis, quiere decir Solchaga para animarnos, nos va a vapulear a todos de una manera democrática. Es un alivio.Servidora, sin embargo, no acaba de creérselo. Hete aquí que, gracias al asunto Juan Guerra (que está proporcionando una información inestimable sobre las profundidades abisales de nuestra sociedad), nos hemos enterado de que los bancos poseen unas cuentas extraoficiales llamadas AVC, que, por supuesto, no declaran a Hacienda. Se supone que el dinero que hay en las AVC es todo del banco, pero resulta que unos cuantos clientes "de máxima confianza" pueden hacer también ingresos en esas cuentas. Lo cual nos suscita la primera reflexión espeluznante: si por "cliente de máxima confianza" se refieren a gente como Juan Guerra, que metió 100 millones en una AVC del Banco de Bilbao, es como para desconfiar muy seriamente del buen juicio y de la catadura de los banqueros.
Desde luego, este asunto de las AVC (Ávidos, Vividores y Caraduras, o bien Abusos Variopintos en las Cuentas) es cuando menos un trajín algo raro. Como el nombre del cliente no figura oficialmente en ningún lado, los suculentos depósitos se hacen bajo recibo. Los cuales deben de ser algo así como un papelajo arrancado de un bloc en el que alguien apunta: "Juan mete 27 millones", "el señor Manolo saca 33 millones". Me asalta una duda tremebunda: ¿pondrán el NIF en los recibos? Me parece que Solchaga se olvidó de preguntar a estos "clientes de confianza" sobre su futuro enriquecimiento.
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