_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El río y la ganancia de pescadores

A raíz de la publicación en su diario, el día 25 de agosto, de una entrevista mantenida conmigo, recibí, a través de cartas a esa sección y telegramas remitidos a mi despacho, las protestas de asistentes sociales del Ayuntamiento de Madrid, en número de 20.El motivo de las protestas fue el haber entendido en dichas declaraciones una descalificación de los profesionales de los Servicios Sociales Municipales. A cada una de estas personas le contesté; poniendo de manifiesto mi preocupación por la errónea interpretación de las declaraciones, con las siguientes, entre otras, palabras textuales: "Quiero que quede bien claro que, como asistente social que soy, y conocedora de las difíciles circunstancias que rodean este trabajo, no se me ha ocurrido en ningún momento entrar en la descalificá ción de todo un colectivo, lo cual no quiere decir que no crea que existen actuaciones puntuales criticables, como, asimismo, ocurre en cualquier otra profesión".

Ésta es la exégesis de los hechos hasta el 13 de septiembre, en que, ante las cartas de los señores Astudillo, concejal del PP, y Palencia, técnico del Ayuntamiento, me permiten dudar de su buena voluntad. Tan póstum as condenas a la entrevista me huelen a oportunismo político y utilización del malestar de las personas firmantes de las protestas, en beneficio de sus fines partidistas: "A río revuelto, ganancia de pescadores".

No deja de ser significativo el que tales señores se queden en una superficial y simplista interpretación de mis palabras -si uso o no vaqueros sucios, si apruebo el uso de joyas...-. Cabalgando en tan pobres argumentos arremeten henchidos de santa indignación, autoproclamándose paladines en defensa de los trabajadores sociales.

Todos los que alguna vez me han tratado saben de mi pulcritud, de modo que doy por zanjada la discusión en lo que se refiere al grado de limpieza de mis vaqueros que, insisto, utilizo con frecuencia también en mi despacho. Debo de ser poco convencional en materia de indumentarias. Unos vaqueros que para mí son "ropa de faena", para el señor Astudillo reflejan cutrerío. En la semiótica de las palabras también influyen las posiciones ideológicas del intérprete. En cuanto a las joyas, si bien no son rechazables cualitativamente, cúantitativamente pueden llegar a serlo si pasan del simple ornamento a la ostentación.

Asimismo, el concejal Astudillo hace referencia al "abnegado" trabajo de los profesionales de los Servicios Sociales de Madrid. Flaco servicio les hace. Quizá no sepa que el significado de abnegación (arrostrar, por un ideal, peligros y privaciones por otras personas) tiene más que ver con la caridad que con la profesionafidad.

A nadie se le ocurriría calificar la dedicación profesional de ingenieros, economistas o albañiles de abnegada. ¿No será que su función social está más reconocida que la de un trabajador social que, al fin y al cabo, hace algo que se sigue asimilando con demasiada frecuencia a la beneficencia?

Para terminar diré que, curiosamente, en las frecuentes reuniones de trabajo que mantengo con la concejala de Servicios Sociales, Carmen Díaz Marés, nunca se ha hablado de trapitos, sino que se han suscitado todo tipo de productivas discusiones, siempre relacionadas con la solución de los problemas a los que hace referencia el señor Emilio Palencia cuando recomienda "que me preocupe de la solución de mis propios asuntos sociales", que, le recuerdo, no son sólo míos, sino de todos.-

Consejera de Integración Social de la Comunidad de Pasa a la página siguiente

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_