Tía Agatha
HÉRCULES POIROT y Miss Marple son nuestros amigos, casi de la familia. Hoy se conmemora el primer centenario del nacimiento de su creadora, Agatha Mary Clarisse Miller, Agatha Christie, que murió a los 86 años. Doscientos millones de ejemplares de sus obras vendidos en todo el mundo y traducidos a todos los idiomas han sido ya leídos y releídos, han pasado por muchas manos en las ediciones populares. En el teatro Saint Martin de Londres se sigue representando La ratonera, que se estrenó en 1952: varias generaciones de actores se han sucedido en estos 38 años, un récord absoluto.La vieja dama nos mostró la campiña inglesa, nos hizo conocer al vicario, al coroner, al mayor retirado que vino de la India, al policía en bicicleta, las casas Tudor, y bajo toda esa placidez del té de las cinco y el cacao al acostarse narró los dramas de celos, de codicias y de mentes retorcidas. Como es habitual en los escritores ingleses, desde Shakespeare y su siglo, cuando quiso crear un personaje extravagante le hizo extranjero: Poirot era belga, comilón, vanidoso y ridículo. Alternaba con Miss Marple, que era como un autorretrato ideal: la viejecita deductiva y asombrosa.
Agatha Christie se hizo famosa sin saberlo: tuvo una larga amnesia después de haber publicado El asesinato de Rogelio Akroyd. Desapareció y fue hallada en un sanatorio sin saber siquiera su nombre. Esta fama de personaje similar al de sus propias novelas precipitó a dos periódicos a publicar sus libros en folletín, y a los editores, a lanzar nuevas ediciones de sus obras. Cuando se recuperó, se encontró con una admiración general que ya no cesó nunca más. Sus suaves adivinanzas criminales, su tenue humor, la hicieron familiar en todos los hogares del mundo, como si fuese una tía próxima. Cien años después de nacer, su obra sigue disfrutando del fervor popular, justificación auténtica de la vigencia de su memoria.
