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Crítica:DANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La media distancia

Durante toda la semana el ballet de Minsk ha estado atrayendo espectadores por millares al Palacio de los Deportes. Evidentemente, no se trata más que de una de tantas compañías de ballet soviéticas de provincias, de las que, a imagen y semejanza del Kirov y del Bolshoi, proliferaron por todas las repúblicas después de la revolución y lograron convertir el ballet en un entretenimiento favorito de grandes masas de público. Vistos muy de cerca, los bailarines dé Minsk dan una imagen descuidada y muestran una técnica tirando a chapucera: esa falta de pulimento y una cierta tendencia a bailar con la misma convicción y entusiasmo con que un ama de casa fatigada pela guisantes párá la cena decepcionaron un tanto los primeros días, sobre todo cuando además bailaban coreograrias del director de la compañía, Valentín Yelisariev sin gran interés e inferiores a las versiones más conocidas de estas ambiciosas obras.Sin embargo, esta impresión puede empezar a modificarse radicalmente con sólo cogerle a la compañía la media distancia adecuada. Su preparación va dirigida a proyectar las líneas y el movimiento hacia el fondo de vastos espacios, e incluso la simplicidad de algunos de sus montajes cobra inesperada vida con tal de alejarse suficientemente del escenario. Por eso el marco del Palacio de los Deportes no resulta inadecuado y los aplausos vienen siempre de atrás hacia adelante. La compañía aparece entonces coordinada, con profundo sentido musical y una innegable capacidad para apropiarse globalmente del espacio, cualidad esta última que más que ninguna otra ilustra la superioridad del ballet sobre las demás formas de danza teatral.

Ballet ruso del Gran Teatro de la Ópera de Minsk

Cascanueces (Yelisariev-Chaikovsky), Espartaco (Yelisariev-Jachaturián), El lago de los cisnes (Petipa-Ivanov-Gorsky-Chaikovsky). Dirección: Valentín Yelisariev.Palacio de los Deportes. Del 8 al 13 de septiembre.

En El lago de los cisnes estrenado el jueves, a estas cualidades se añadió la asimilación absoluta del estilo por parte del cuerpo de baile, la naturalidad con que los bailarines se recrean en la música y asumen el formalismo ultraelaborado del clásico decadente del que el Lago -sobre todo el segundo acto de Ivanov- es el ejemplo más acabado.

El gran escenario montado en el Palacio de los Deportes sirvió bien a la producción. La labor de los solistas -Svetlana Romanova (Odette/Odile) y Veniamin Sajarov (Sigfrido)- fue discreta, aunque sin emoción.

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