Crece la violencia tribal en Suráfrica

Veintiseis personas murieron entre la noche del martes y la mañana de ayer, menos de 24 horas después de que se entrevistaran el líder del Consejo Nacional Africano (ANC), Nelson Mandela, y el presidente de África del Sur, Frederik de Klerk, con el objetivo de poner fin a la violencia entre fracciones africanas rivales.

La persistente violencia entre partidarios de distintos grupos políticos negros se ha cobrado 650 vidas sólo en la provincia de Natal en menos de un mes y está amenazando las conversaciones destinadas a la construcción de una nueva Suráfrica sin racismo, dijo el martes por la noche Nelson Mandela, tras entrevistarse con De Klerk en Pretoria. Los enfrentamientos suelen ser entre miembros de la etnia zulú del movimiento Inkhata y partidarios del ANC.

Mandela reiteró sus acusaciones de que el Gobierno y la policía se abstienen de una intervención firme contra los grupos de negros armados que han sembrado la destrucción en los barrios.

"El Gobierno no está capacitado para hablar de paz y negociaciones mientras prosigue su guerra contra el ANC", afirmó Mandela.

El dirigente del ANC también dijo que la organización estaba sujeta a presiones de sus militantes exigiendo armamento para defenderse y que sería difícil seguir negándoselo. También señaló que si no se ponía fin a la violencia sería más difícil rechazar la exigencia de sus militantes para reanudar la "lucha armada".

En las conversaciones que el ANC y el Gobierno sostuvieron el pasado mes en Pretoria, el primero dijo que suspendería la lucha armada para facilitar un acuerdo.

Sin embargo, pese a las duras afirmaciones de Mandela, quedó claro que las conversaciones de paz seguían su curso. De Klerk y Mandela son conscientes de que una ruptura de sus negociaciones sobre una nueva Constitución sin racismo sería un revés demasiado grave. La actitud en las filas del ANC es la de "dar una oportunidad al Gobierno".