Schüssler compara el Vaticano con la gerontocracia china

La represión de la disidencia, de los movimientos democráticos, es una característica de regímenes totalitarios, dijo ayer Elisabeth Schüssler Fiorenza, profesora de Teología de la universidad estadounidense de Harvard, que añadió que la diferencia entre el Vaticano y la gerontocracia china es que el primero de estos Estados lleva a cabo esta política sin violencia. La teóloga desgranó ayer su discurso feminista ante un auditorio compuesto por dos centenares de profesores de Teología que asisten en Lovaina (Bélgica) a las sesiones conmemorativas del 25º aniversario de la revista progresista Concilium.Schüssler Fiorenza dijo que la jerarquía católica exige a sus fieles "su misión del entendimiento y la voluntad, así como fidelidad incondicional al Papa, todas ellas genuinas virtudes patriarcales". La profesora de Harvard, en todo muy crítico, se refirió de esta manera a los regímenes totalitarios, entre ellos el chino. "La diferencia está en que el Vaticano ya no tiene poder para detener y encarcelar a nadie aunque conserva la fuerza suficiente para anular la vida de sus fieles, hijos e hijas, cuando éstos carecen de independencia económica, profesional o espiritual", añadió.

Por ello, la profesora de Harvard apostó por una religión democrática y liberadora que permita la participación y el liderazgo de las mujeres. Agregó que ésta es una misión nada fácil ya que la propia jerarquía eclesiástica insiste en que la Iglesia no es democrática. Schüssler no se limitó a criticar con dureza a la jerarquía, sino que dio un tirón de orejas a sus propios compañeros de la revista Concilium, los teólogos progresistas. "En la lucha por una Iglesia más democrática y más plural da muchas veces la impresión de desarrollarse un modo de lucha por el poder entre padres e hijos, en una Iglesia de hombres", agregó Schüssler Fiorenza.

El problema de la mujer en la Iglesia también fue abordado por Christian Duquoc, profesor de Teología Dogmática en Lyon, quien destacó que sigue existiendo la idea de una minoría de edad femenina dentro de la Iglesia. Prueba de ello, según este teólogo, es que el Papa Juan Pablo II ha escrito una encíclica, De Mulieres Dignitatem, y "uno no se imagina a este Papa escribiendo una carta apostólica para defender la dignidad del varón".