_
_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Obras imperfectas

Razón tiene el Ayuntamiento de Madrid en criticar las obras del nudo de Puerta de Hierro. Los fallos no se reducen sólo a la falta de señalización. También hay fallos serios de diseño, como explicaré más adelante.Pero tampoco puede el Ayuntamiento alardear demasiado de sus túneles en Moncloa-Cristo Rey. En efecto, si se baja desde Cristo Rey hacia La Coruña, hay que cambiar de carril, entrando en los dos carriles que vienen por el túnel. Los dos carriles de la derecha quedan para los que vayan a la glorieta de Cisneros-Paraninfo, separados de los de la izquierda por una isleta. Y hasta aquí todo bien, si no fuera porque la separación comienza con un bordillo de un discreto color cemento, y sólo varios metros después acompañado de una señal vertical.

Lógicamente, tanto el bordillo como la señal ya han sido planchados por algún despistado. Quizá no consiguió mirar al mismo tiempo por el retrovisor, por si bajara alguien de Cea Bermúdez, y delante suyo.

Sorteado este obstáculo, la curva a 90 grados para entrar finalmente en la avenida Arco de la Victoria no tiene peralte, con lo que, a más de 55 kilómetros por hora, hay que tener cuidado para retener el coche. Finalmente, la divisoria entre el carril de salida y los de entrada a Madrid no tiene valla ni guarda-raíl por bastantes decenas de metros, sino sólo un bordillo anegado en las sucesivas capas de asfalto y un espacio de 50 centímetros entre carriles.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Saliendo de esta curva, un accidente a lo Fernando Martín no es probable: es seguro, y será sólo cuestión de tiempo.

Y volvemos al nudo de Puerta de Hierro con un ejemplo. Viniendo hacia Madrid, la desviación a El Pardo comienza poco después de la puerta, sigue en subida al lado de la autopista varías decenas de metros, para luego tener un cambio de rasante y descender rápidamente hasta una curva a la derecha, con un radio muy inferior a lo que es habitual en el resto de Europa a la salida de una autovía.

Resultado: el que entra en la desviación no tiene la menor idea de lo que le espera hasta quizá demasiado tarde.

Pero el ingeniero que proyectó una rampa de subida seguida de una rampa de bajada sólo para ahorrar presupuesto no merece seguir en su puesto.-

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_