Caminos de liberación

Como escribe Haro Tecglen en la columna Visto y oído, toda la vida las mujeres hemos amado con terror. El Estado, la sociedad moral en forma de padres, hermanos, tíos, conocidos, hijos y consejeros han controlado nuestra sexualidad y nos han obligado a unir sexo y procreación. Ahora, según este comentarista, nos contradecimos porque, teniendo anticonceptivos, nos oponemos a las manipulaciones de nuestro cuerpo y tampoco somos libres ni nos aprovechamos de los avances científicos. En una columna anterior nos recordaba que podemos solucionar el problema de la elección de sexo en el extranjero hasta que este país entre en la modernidad.Hace ya tiempo, García Calvo, en un artículo, decía que la ciencia (supongo que al servicio del capital y del Estado) estaba sacando adelante vidas con incubadoras y antibióticos que en un estado natural (no recuerdo si con mayúsculas, como tantos absolutos que hay para este filósofo) no sobrevivirían.

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Sólo quiero preguntar si sería mucho pedir que las mujeres solas pudiéramos decir cuándo nos sentimos manipuladas y cuándo no, sin que nadie nos potencie ni nos intente conducir por el camino que para él personalmente sea la liberación.-