Machismo en los grandes almacenes

El día 18 de agosto compro una prenda de caballero en El Corte Inglés de Preciados. El día 21 vuelvo para cambiarla por otra talla. Ante mi asombro, dos empleados y el jefe de sección afirman que la prenda está usada, lavada y en mal estado. Después de larga discusión, en la que, lógicamente, me defendí de tan lamentable acusación, puesto que me la vendieron así, los fieles empleados de los prestigiosos almacenes se cierran en banda alegando que "son profesionales que no se equivocan" y que la "seriedad de su empresa impide la venta de prendas en mal estado"; o sea, que yo dediqué el fin de semana a destrozar la prenda para cambiarla después. Exijo hablar con el máximo responsable. Viene el gerente, augusta autoridad, a ratificar la perfección del comportamiento de sus sumisos empleados y de su estimada empresa. Me tratan como vulgar estafadora, y les prometo no dejar las cosas así. Vuelvo al día siguiente acompañada de un amigo y, como si de un encantamiento se tratara, a la vista de un caballero las cosas se transforman. Nos recibe un gerente distinto al anterior (¿casualidad?), y no sólo nos da la razón, sino que amenaza con una sanción al vendedor porque "El Corte Inglés es una empresa muy seria, y estas cosas no se pueden permitir...", si el que reclama es un hombre, ¿no? ¿Hasta cuándo estas humillaciones a la mujer? Lo triste es que en este caso el comportamiento de El Corte Inglés no es más que una muestra de lo que desgraciadamente viene ocurriendo de forma habitual en,la sociedad machista que sufrimos-