El juez ordena el examen psiquiátrico de los dos hermanos autores de la matanza de Puerto Hurraco
El titular del Juzgado de Instrucción de Castuera (Badajoz) Casiano Rojas, ha ordenado el examen psiquiátrico de los hermanos Emilio y Antonio Izquierdo, de 58 y 59 años, internados en la prisión de Badajoz, que el domingo por la noche, armados con dos escopetas repetidoras, mataron en Puerto Hurraco a siete personas e hirieron a nueve, de las que un niño de ocho años se encuentra en coma profundo. Ayer fueron enterrados cuatro de los siete asesinados. La misa funeral fue oficiada por el obispo de Badajoz, Antonio Montero, que en la homilía exhortó a los parroquianos a "no alimentar el rencor". "Por ahora, no pienso vengarme" dijo delante de los féretros Antonio Cabanillas, padre de las dos niñas (Encarnación y Antonia) muertas el domingo.
El juez Rojas afirmó ayer que dos de las tres hermanas que integran la familia Izquierdo, Luciana y Ángela -los vecinos dicen que empujaron a sus hermanos detendidos a vengarse-, "están controladas por la Guardia Civil".Ante los rumores de que Ángela y Luciana habían sido localizadas en Madrid, el delegado del Gobierno en Extremadura, Juan Ramínez Piquera, manifestó que "es una información" que se ha dejado traslucir por ahí, pero la realidad es que no tenemos una constatación exacta del tema", aunque "desde luego, no están en la zona".
"¡Criminales!, ¡asesinos! ¿Qué os han hecho mis hermanas", gritaba ayer desolada María del Carmen Cabanillas, de 16 años, única hermana de la dos niñas asesinadas. "Esto no ha terminado todavía", se podía escuchar en los corrillos de vecinos.
30 guardias civiles
Unos 30 guardias civiles controlaron los accesos y zonas interiores de Puerto Hurraco. Los féretros que contenían los restos mortales de las niñas, precedidos por casi una veintena de coronas -muchas de ellas portadas por sus compañeros de colegio-, llegaron al pequeño cementerio sobre las las 14.30 horas. Minutos antes, habían llegado al camposanto los ataúdes con los cuerpos de Reinaldo Benítez Romero, de 62 años, y de Manuel Cabanillas Carrillo, de 55.En la madrugada del lunes recibieron sepultura José Penco Nogales (que recibió un tiro en la espalda cuando evacuaba en su coche a varios heridos) y Araceli Murillo Romero, madre de Araceli Sánchez, deficiente - mental que resultó herida leve en el tiroteo. El cadáver de Antonia Murillo Fernández, de 58 años, otra de las víctimas mortales, será enterrado en Zarauz (Guipúzcoa), donde residía.
Al entierro de estas cuatro personas asistieron el delegado del Gobierno en Extremadura, Juan Ramínez Piquera, y el presidente en funciones de la Junta de Extremadura, Antonio Ventura Díaz Díaz. Éste indicó que la Junta extremeña está dispuesta a "colaborar con estas familias en todo lo que precisen".
Mientras tanto, continúan en estado muy grave pero estacionario cinco de los nueve vecinos de Puerto Hurraco que resultaron heridos por los disparos in discriminados efectuados por los hermanos Antonio y Emilio Izquierdo, ganaderos de 56 y 58 años, respectivamente. Ambos agresores, que se han confesado autores materiales de la matanza, se desplazaron a Puerto Hurraco con el fin de vengar la muerte de su madre, Isabel Izquierdo, que falleció abrasada al incendiarse su casa en 1984. La familia Izquierdo juró vengarse.
Guillermo Ojeda, el niño de ocho años de edad que se vio afectado por los disparos, sufre un cuadro de coma profundo, por lo que los médicos que lo atienden en el hospital Infanta Elena de Badajoz temen por un inminente y fatal desenlace.
Sin embargo, evolucionan favorablemente de sus heridas los dos guardias civiles,Juan Antonio Fernández Trejo, de 31 años y Manuel Calero Márquez, de 49.
Antonio Cabanillas, padre de las dos niñas asesinadas, señaló ayer: "Querían matar a todo el pueblo, no sólo a los Cabanillas" Cabaillas, no obstante, reconoció que su hermano Amadeo fue asesinado hace 29 años por Jerónimo Izquierdo, quien le asestó una puñalada por haber rechazado sentimentalmente a su hermana Ángela Izquierdo, todavía soltera.
Jerónimo Izquierdo salió de la cárcel en 1986 y nada más llega a Puerto Hurraco apuñaló a Antonio Cabanillas, que resultó herido de gravedad. Éste afirmó ayer que ni él ni su familia tuvieron nada que ver en el incendio que, en 1984, costó la vida a Isabel Izquierdo, madre de los detenidos.
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