El director del parque natural de la Pedriza pide la prohibición de entrada de vehículos
José Manuel Nicolás Zabala, director del parque natural de la Pedriza, reclamaba ayer la necesidad de cerrar el acceso a los vehículos de los miles de excursionistas que van, durante uno o más días, a la Pedriza. Un incendio en el lugar donde la mayoría de los visitantes se instalan, que es un hoyo natural llamado Canto Cochino, podría suponer una auténtica "catástrofe" por culpa de los coches, que atascarían la estrecha carretera de salida y que impedirían la huida de las personas y la entrada de los vehículos de los bomberos. Nicolás Zabala cuenta con el apoyo de la Asociación Ecologista de Defensa de la Naturaleza (Aedenat).
"Los visitantes de la Pedriza se polarizan alrededor de Canto Cochino porque hay agua, y no quieren renunciar ni al coche ni al agua. Si se produjese un incendio, las copas de los pinos que rodean este lugar lo propagarían en pocos minutos y la capa de fuego cortaría el oxígeno", declara el director del parque, José Manuel Nicolás Zabala."Morirían centenares de personas asfixiadas. Al intentar escapar, la primera reacción de la gente sería querer salir en automóvil, lo que supondría una auténtica catástrofe porque atascarían la estrecha carretera de salida y de aquí no lograría escapar casi nadie. Además impedirían la entrada de los bomberos", dice el director.
"A veces hay tantos vehículos aparcados en las carreteras de¡ parque que ni la Cruz Roja ni la Guardia Civil pueden entrar. Esto es monte, y el monte no es para los automóviles, sino para las personas", añade Nicolás Zabala.
El acceso para coches a la Pedriza está en un lugar llamado La Camorza; allí se entrega una bolsa para depositar la basura y así favorecer la higiene, que aún algunos visitantes no respetan, y una hoja con recomendaciones, donde se recuerda que está prohibido hacer fuego en todo el parque, norma que también se saltan muchos.
"Lo ideal es encontrar una solución alternativa: un aparcamiento donde está la barrera de entrada para dejar los coches, y luego una red de autobuses que metan a la gente en el parque.
Aunque lo perfecto sería ir caminando. Hay que distinguir entre los excursionistas, que son una minoría y vienen generalmente entre semana y se mueven por todo el monte, y los domingueros, que se traen hasta la televisión y que no se mueven de la radio, el coche y el agua", afirma Nicolás Zabala.
El director del parque también comenta el fracaso del senderismo: "A la gente no le gusta ir por senderos y conocer la vegetación, que aquí es muy rica e interesante". El parque posee una importante reserva natural, una vegetación variada y una fauna compuesta principalmente por jabalíes, corzos, y sobre todo aves rapaces, como el buitre leonado, el búho real o el águila real.
Apoyos ecologistas
"No todo el mundo se puede pagar unas vacaciones en la costa y muchos se instalan en el camping del parque todo el verano, aunque lo legal es un máximo de siete días. Lo malo es que mucha gente se apropia del lugar, incluso se construyen pequeños acotamientos alrededor de la tienda y encima se quejan de que grupos de jóvenes tocan la guitarra por las noches; no se dan cuenta de que esto está más preparado para esos jóvenes excursionistas y no para que ellos instalen aquí su casa", sigue declarando el director del parque, que tiene todo el apoyo de los ecologistas.
Santiago Martín Barajas, uno de los dos representantes de Aedenat en el patronato del parque, dice: "Nosotros fuimos los primeros en sugerir esta medida para proteger al parque y a la gente; somos optimistas y creernos que Luis Maestre, director de la Agencia de Medio Ambiente de la Comunidad, reaccionará favorablemente y el parque se cerrará para los coches pronto".
El acceso de vehículos, limitado a 700
Hace unos años no existía límite de entrada a la Pedriza, que tiene 5.000 hectáreas y que pertenece al parque regional de la Cuenca Alta del Manzanares, de 37.000 hectáreas.En el año 1985 se empezó a restringir la entrada de vehículos, que los fines de semana superaban los 3.000, y se limitó a 1.500; en 1987, a 1.000, y ahora no se puede sobrepasar la cifra de 700. Una barrera en la zona llamada La Camorza impide que entren más coches de los autorizados.
Pero, a pesar de esto, se forman grandes colas para poder acceder al lugar. A mediodía de ayer, sábado, los ocupantes de unos 30 turismos, casi todos cargados hasta los topes, aguardaban pacientemente a que otros abandonaran el parque.
Esta situación es bastante frecuente, y en algunas ocasiones se prolonga hasta más de una hora. Pero los excursionistas dan por bien empleado este pequeño sufrimiento, según dijeron algunos de los que ayer esperaban cola.
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