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Entrevista:Manuel Fraga IbarnePresidente de la Xunta de Galicia y fundador del Partido Popular

"Estoy en mi salsa"

Desde que en febrero se sentó (es un decir) en la presidencia de la Xunta, Manuel Fraga lleva recorridos 35.000 kilómetros, 10.000 de ellos por las torturantes carreteras gallegas, y ha concedido casi un millar de audiencias. Es agosto, y su chalé de Perbes (a 25 kilómetros de La Coruña), que todavía se duele de la gelamonita colocada por el Exército Guerrilleiro, sustituye al palacio compostelano de Raxoi. A orillas del mar, Fraga recibe en guayabera beis y, antes de atender otros compromisos, aprovecha para darse un chapuzón. Como una metáfora de esta Galicia que vuelve a oler a chocarrina criminal, un hidroavión del Icona sobrevuela el contundente perfil de don Manuel cuando surca poderoso las aguas calmadas de la playa de Perbes.Pregunta. ¿Qué cambia de vivir y hacer la política española desde Madrid a verla en diagonal desde Santiago de Compostela?

Respuesta. La política, en lo esencial, es lo mismo, aunque, evidentemente, hay diferencia entre ocuparse de cuatro provincias y tener que hacerlo de cincuenta. Ahora bien, desde el punto de vista personal, ese cambio es muy importante. Cuando se ocupa uno de una tierra, que además es su patria chica, los problemas tienen un perfil más local, más próximo, más entrañable, y conoces a las personas. Aquí estoy muy metido en mi salsa, muy metido en el ambiente en el cual nací.

P. ¿Tiene la percepción de estar viviendo el otoño del patriarca?

R. Mire, la palabra patriarca que usted utiliza, como en esa famosa obra de García Márquez, de una manera negativa, para mí es una gran palabra. Un amigo entrañable, Juan Antonio Vallejo-Nájera, me llamó pocos días antes de morir para decirme que acababa de estar un hermano suyo que anda por el mundo y que le había dicho: "Cómo han acertado los gallegos al elegir a ese amigo tuyo, porque es su patriarca". A mí me gustó la expresión, aunque el patriarcalismo actual, lógicamente, es muy relativo.

P. Sin embargo, aunque lo hiciera con gusto, el venir aquí tuvo que suponerle una gran renuncia, porque suponía despedirse de su ilusión de ser presidente del Gobierno.

R. Ese es un planteamiento pequeño, por no decir ruin. Uno sirve a la globalidad desde cualquier sitio: Y desde aquí estoy haciendo política española y europea, y me siento implicado en todo lo que pasa en el mundo. El que confunda la política con una carrera de obstáculos, y no con buscar el sitio desde donde mejor pueda servir, se equivoca. Además, tengo la sensación de que aquí divido menos la opinión, de que estoy aceptado con mayor Ilusión por mucha gente. P. En su opinión, ¿qué se aproxima más a la Galicia real, la Movida de Vigo o el alarde de 1.500 gaiteros que montó usted el día de su toma de posesión?R. En un mundo tan universalizado, una sociedad no puede encerrarse sólo en lo autóctono. Pero luego hay que ver lo que se trae, porque no es lo mismo traer una buena orquesta sinfónica que gastarse un dinero que no se tiene, y perder decenas de millones, en traer un espectáculo opinable y discutible como el de Madonna. Es evidente que la movida de Vigo, si nos referimos al concierto de Madonna, no a otras muchas cosas simpáticas que hay por allí, es el ejemplo mismo de una mala administración [El PSOE controla el Ayuntamiento vigués]. En cambio, la concentración de gaiteiros, que costó poquísimo, es reunir al alma de Galicia.

P. Por movida me refería a grupos musicales como Os Resentidos o Semen Up.R. Yo he contestado a lo que usted se refería, porque es el intento de contraponer dos cosas que acaban de acurrir aquí. Yo no tengo nada en contra las movidas modernas. Sí creo que hay que conservar lo nuestro, y ahí está el gran acierto de grupos modernos, como es el caso de Milladoiro, que ha sabido insertar los intrumentos tradicionales.

P. Alfonso Guerra dijo en Andalucía...

R. No me interesa nada lo que dijo Alfonso Guerra. No, no, perdone: No voy a comentar ninguna de las palabras de ese señor. Yo soy una persona seria.

P. Digamos entonces que fue el PSOE quien dijo que iba a hacer de Andalucía la California de Europa. ¿Qué le gustaría hacer de Galicia?

R. No me gustan ese tipo de comparaciones, pero, sin pretender nada, siempre he dicho que hay una referencia interesante para Galicia, que es Baviera. Por razones climatológicas, de entendimiento de una autonomía bien planteada, y de modelo de desarrollo.

La otra opción

P. A la vista de lo que está sucediendo este verano, ¿se arrepiente de haber dicho en la campaña electoral que cuando estuviera al frente de la Xunta se iban a acabar los incendios forestales?

R. Yo no he dicho semejante estupidez. Dije que se iba a luchar en serio, y se está luchando. Este año, con muchos más incendios, va a haber una superficie quemada mucho menor, y se ha concienciado a la sociedad.

P. Con la perspectiva que da la distancia, ¿qué maldición cree que pesa sobre la derecha española que le impide presentarse como una alternativa de poder cuajada frente al PSOE.

R. No hay ninguna maldición. Sucede, simplemente, que la política es sumamente compleja. Desde 18 10 hasta hoy, la derecha ha gobernado mucho más tiempo que la izquierda. Y seguirá siendo así, porque ofrece un gobierno más serio, más constructivo y menos demagógico. Pero de vez en cuando tiene que gobernar la derecha para que se vea lo buena que es la otra opción.

P. ¿No le parece que la gente está tardando demasiado tiempo en darse cuenta de lo que dice?

R. Vuelvo a decirle que coja la historia desde 18 10. Los detalles de calendario nunca me han interesado. Claro, usted escribe en un diario, pero la historia se escribe en tomos gruesos. Cuando estaba de embajador en Londres también llevaban mucho tiempo los laboristas en el poder, pero llegó la señora Thatcher y ahí está.

P. ¿Cuántas veces se ha arrepentido de haber roto en el congreso del Partido Popular de Sevilla la carta de dimisión sin fecha que le entregó José María Aznar?

R. No me he arrepentido de nada. Fue un gesto oportuno: El de él al escribir la carta, y el mío al romperla en público. Ahí queda el congreso de Sevilla; y con él, muy bien asegurada la sucesión en el PP.

P. ¿No ha sido tentado para volver a tomar las riendas del partido a la vista de algunos episodios ocurridos?

R. No, y además todo el mundo sabe que pierden el tiempo. Yo, desde aquí, sí voy a ayudar y a hacer lo posible para evitar intrigas y que se hagan tonterías. Y no se harán. Quien pretenda soluciones mejores, que plantee en el próximo congreso un debate ideológico y una candidatura mejor.

P. ¿Se equivocó Aznar al rodearse del clan de Valladolid?

R. Yo pienso que todos cometemos errores o hacemos cosas que pueden parecerlo en un momento u otro. Pero la cuestión, es saber si ese líder ha sido capaz de tener el mejor equipo y si ha sabido recomponerlo. Y así ha sido.

P. ¿Piensa que será José María Aznar el líder de la derecha que consiga lo que usted no logró alcanzar?

R. Pues yo espero que sí. En eso consiste el paso de la antorcha, que es la base de la eficacia política. Hago mío aquel famoso romance que dice: "Si no vencí reyes moros, engendré quien los venciere".

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