Petróleo y consumo

Para las generaciones que no hemos sufrido la guerra en nuestras propias carnes, la invasión de Kuwait por Irak es particularmente deprimente. Inmediatamente después de estos conflictos, el Consejo de Seguridad de la ONU se reúne y podemos advertir lo solos que estamos los humanos en el mundo: hay que decidir rápidamente.Hasta hoy, presenciar la prisa de la vida moderna, existir a trompicones en la jungla del asfalto, parecía una consecuencia inevitable de las leyes de la historia y que ninguna otra forma de organización más sensata fuera posible que existiera. Por eso, sólo era cuestión de acostumbrarse, pues; no pensar, no solucionar, igual que uno se acostumbra, si nace, a respirar oxígeno.

Ahora, un solo hombre, al que nosotros mismos vendimos tantas armas, pone en jaque la tranquilidad de nuestra concepción devoradora de este mundo. No hay petróleo: no hay consumo.

¿No hay nada más que hacer en esta vida que comprar y vender? ¿Cuándo empezaremos a hacerlas?

Las Bolsas se quejan, nos tocan los andamios de nuestra macroeconomía que sólo son números teóricos, y tenemos miedo a que el humo de los autobuses no nos siga nublando la mirada cuando después de levantarnos por la mañana salgamos a la calle a trabajar o a divertirnos. ¿Dónde están los extraterrestres ahora? ¿Dónde están las apariciones de santos que venían a convertir a todos los hombres desde la estepa rusa? Eso no importa ahora. ¡Qué solos estamos! Y casi estamos a punto de animar al país más poderoso de la Tierra a que zanje esta cuestión rápidamente; esta vez sí que le pedimos ayuda. La ley del más fuerte. ¡Qué deprimente es esta guerra en pleno verano!- Francisco Poveda Monge.