El aplazamiento de la cumbre árabe revela profundas divisiones
La cumbre extraordinaria de la Liga Árabe prevista para ayer en El Cairo fue aplazada hasta hoy, aunque la práctica totalidad de los asistentes a la reunión se encontraban ya en la capital egipcia. Irak, esta vez en el banquillo de los acusados, será el punto de mira en el que los arabes reflejarán sus tensiones y odios. El retraso, debido a "consultas preliminares entre jefes de Estado y soberanos", deja entrever las grandes diferencias que existen, ahora más que nunca, en el mundo árabe. El presidente iraquí, Sadam Husein, incrementó ayer la tensión al anunciar que haría uso de armas químicas en caso de enfrentamiento armado.
La conferencia ministerial paralela también se pospuso hasta hoy por la tarde, para permitir que los ministros de Asuntos Exteriores se reunan y propongan una estrategia árabe común. Ningún país está preparado para condenar a un "hermano", y hay que pulir diferencias para no caer en el error de la semana pasada, cuando la conferencia ministerial de la Liga Árabe sólo pudo condenar la invasión de Kuwait por los pelos. Los pretendidos derechos históricos y los intereses económicos, pero sobre todo la dependencia de varios países del todopoderoso Irak, dejan en la incertidumbre la capacidad real del organismo panárabe.El presidente egipcio, Mohamed Hosni Mubarak, solicitó el pasado miércoles la celebración de la conferencia, como último recurso para evitar un enfrentamiento internacional en el Golfo Pérsico. La anexión "total e irreversible" de Kuwait por Irak fue la chispa que encendió el ánimo del presidente Mubarak, y le llevó a convocar la reunión, que hoy debe celebrarse con la tensión provocada por la amenaza lanzada ayer por Sadam Husein: empleará su ingente y mortífero arsenal de armas químicas si es objeto de un ataque militar. A ello se agrega el bloqueo total de sus fronteras decretado por Irak: sólo los diplomáticos podrán abandonar el país. Los turistas y hombres de negocios atrapados por el conflicto seguirán ahí.
Según el rais, esta cumbre será "la última oportunidad" antes de una intervención armada extranjera contra Irak. Encontrar una solución al conflicto entre los dos países, dentro del marco árabe, es el principal objetivo del llamamiento.
"Amenaza extranjera"
El representante de Bagdad que ha viajado a El Cairo solicitó de la Liga la adopción de medidas concretas comunes contra "las amenazas extranjeras", en una clara maniobra de diversión frente al objetivo principal. El jefe de la delegación iraquí, Yasir Ramadán, llegó a la capital egipcia a media tarde, apagando los rumores sobre su posible ausencia en la reunión.
Ayer mismo, el rey Fahd de Arabia Saudí confirmó el envío de tropas estadounidenses y británicas a su país, como medio de ayuda preventiva a una posible invasión por parte del Ejército de Irak. En el discurso transmitido por la televisión del Reino, el soberano exigió "el restablecimiento inmediato de la situación en el Emirato y la vuelta de la familia real, dirigida por el emir Yaber, y de su Gobierno". El rey hizo también referencia a otros "países amigos" que le ayudarán a mantener la defensa del Reino con el envío de tropas, sin mencionar quiénes son.
El orden del día para la conferencia destacará la demanda egipcia en dos puntos para poner fin al enfrentamiento. Primero, una retirada inmediata de las tropas iraquíes de Kuwait. En segundo lugar, una decisión política del mundo árabe comprometiéndose a abstenerse de derrocar regímenes. El plan es sencillo, pero es difícil que Irak, tras sus iniciativas militares y políticas, dé marcha atrás.
Sadam Husein ha rechazado hasta el último minuto el plan conjunto libio-palestino, que le otorga grandes beneficios a cambio de la retirada. Obtener las islas de Bubián y Qarba, su salida al mar, y una indemnización financiera cercana a los 3.000 millones de dólares (300.000 millones de pesetas) no son suficientes ventajas para que el régimen de Bagdad prosiga con su política de ego contra mundum. La arabidad se ha echado encima de Irak. Sólo unos pocos fieles siguen creyendo que su acción militar y política contra el principado tiene alguna justificación.
Jordania no ha querido dar su brazo a torcer y ahora empieza a pagar las consecuencias. Husein bil Talal, el monarca hachemí, teme por su país. El reino es el único punto de referencia con el exterior para Irak. En efecto, Aminan no ha secundado el boicoteo decretado por el Consejo de Seguridad de la ONU.
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