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Inmigración clandestina

El pasado 15 de junio, los 12 países comunitarios, salvo Dinamarca, aprobaron en Dublín una convención sobre el derecho de asilo. El objetivo expresado por los firmantes era el de "garantizar los derechos de los solicitantes de asilo y poner fin a las prácticas que favorecen la inmigración clandestina".

El contenido del convenio es, por el momento, confidencial, hasta que pase a todos los Parlamentos nacionales para su aprobación. Se sabe, eso sí, que las peticiones de asilo serán examinadas solamente por el país al que se dirigen, que debe resolverlas sin que quepa la posibilidad de apelar ante otro Estado comunitario distinto.

Así visto, el convenio podría acabar con uno de los problemas más acuciantes en los que se ve envuelto el solicitante de refugio: el tránsito permanente. Según la Convención de Ginebra, esta solicitud debe hacerse en el primer país seguro adonde llega la persona. La interpretación de este artículo es, sin embargo, conflictiva, ya que todos los países tienden a considerar al país de simple escala en el viaje como primer pais de asilo, por lo que el refugiado se convierte en un satélite rechazado por todos.

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Junto a ello, las pretensiones de la convención para acabar con las "peticiones infundadas de asilo" (inmigración económica) ha levantado recelos entre las organizaciones de apoyo a los refugiados, que temen que su aplicación acabe siendo una traba más para la entrada en Europa. El subsecretario de la Secretaría de Estado para las Relaciones con la CE, Rafael Pastor R¡druejo, rechaza estos temores ya que, asegura, "la convención respeta las 12 legislaciones nacionales en materia de asilo".

Es aquí, precisamente, donde reside la preocupación de los organismos de ayuda. "No se puede plantear quién decide sobre una solicitud de asilo sin solucionar antes cómo se decide", dice Enrique García Herreros, coordinador de refugiados de Amnistía Internacional. "Hay Estados mucho más restrictivos que otros y hay también zonas de influencia para los países, que mostrarán más sensibilidad hacia unos grupos de refugiados que hacia otros".

Pastor piensa que Europa mantendrá una política de asilo generosa. Entre algunos grupos de refugiados reina, sin embargo, la preocupación. "Con el sistema actual cabe la esperanza de. que algún país te acoja", comenta un refugiado que prefiere mantener el anonimato. "Ahora mismo, España tarda una media de tres años en resolver una petición de refugio. En ocasiones tus propios documentos dejan de tener validez. ¿Qué ocurrirá ahora, si te deniegan el estatuto y la posibilidad de obtenerlo en otro país al cabo de un tiempo tan largo?".

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