Nadie es culpable
Entre las no pocas maravillas de nuestro país está la de que nadie se declara nunca culpable de nada. La culpa, es evidente, laPasa a la página siguiente
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tiene siempre otro. Así todos nos justificamos sin ningún remordimiento de conciencia. Por ejemplo, para el mal estudiante la culpa es de los profesores, que le tienen manía. Para el opositor que no aprueba, las inacabables recomendaciones. Para cualquier conductor, por supuesto, el resto de los conductores. Para Jordi Pujol, el Gobierno central. Para Jesús Gil, siempre los árbitros y Mendoza. Para Fraga, la televisión de Guerra. Para los escritores, tanto inculto que no lee. Para la gente del teatro, la televisión. Para la gente del cine, la televisión. Para los que limpian -poco, eso sí-, los muchos cerdos que ensucian de masiado. Para todos, Solchaga.
El primero que se declare cul pable tiene premio.-
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