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Bolonia conmemora el 10º aniversario del atentado terrorista más cruento de la posguerra europea

Juan Arias

Bolonia, llamada la roja porque desde siempre ha sido gobernada por un alcalde comunista, una de las ciudades más ricas y organizadas de Italia, vivió ayer una jornada de gran conmoción y rabia. Se conmemoró el décimo aniversario de la explosión de una bomba terrorista en el vestíbulo de la estación de la ciudad, causando 85 muertos y 200 heridos. Fue el atentado más cruento registrado en Europa desde el fin de la II Guerra Mundial.La conmoción estalló cuando por las calles de la ciudad, junto a miles de personas llegadas de toda Italia, desfilaron en silencio los familiares de las víctimas, aplaudidas por la ciudadanía desde las aceras y las ventanas. Hubo rabia cuando el presidente de la asociación de las familias de las víctimas, Torquato Secci, recordó que al cabo de 10 años, tras haber sido absueltos hace unos días por el tribunal de apelación los cuatro fascistas condenados a cadena perpetua como ejecutores materiales del delito, Bolonia e Italia siguen sin saber quién llevó a cabo tan horrible matanza. Una matanza que, como subrayó ayer el alcalde de la ciudad, el diputado europeo Renzo Imbeni, ha sido "el atentado más grave de la historia de la República y de toda Europa en la posguerra".

Torquato Secci criticó duramente al jefe del Estado, Francesco Cossiga, al Gobierno y a los servicios secretos: "Pedir", dijo, "al cabo de 10 años, a quienes han sufrido una ofensa tan tremenda, que se tenga aún paciencia, y se crea en la justicia, es por lo menos cinismo". Y ante los aplausos de los presentes continuó: "Ciertamente las más altas autoridades del Estado saben y no quieren que se conozca la verdad. Madura cada vez más la convicción de que razones de Estado impiden que en ésta y en otras matanzas terroristas se llegue a saber la verdad". Le hizo eco el alcalde, Imbeni, quien llegó a decir que "parte del Estado se unió con los terroristas", y que, mientras de los atentados de las Brigadas Rojas se sabe todo, de los de marca fascista no se consigue saber nada. La ciudad detuvo todas sus actividades ayer por la mañana durante tres horas y a las 10.25, la hora en que exactamente 10 años antes había estallado la bomba, el silbido de un tren selló un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas.

Junto a la lápida con los nombres de los 85 muertos, muchos de ellos jóvenes y niños que salían de vacaciones aquella mañana, se apiñaron coronas de flores llegadas de todas partes, entre las que se encontraban la del presidente de la República y la del jefe de Gobierno. No fueron muchas, sin embargo, las altas personalidades presentes en el acto. Al Gobierno lo representó el ministro de Justicia, Giuliano Vassalli.

De los secretarios generales de los distintos partidos estuvo presente sólo el comunista Achille Occhetto, quien afirmó que una democracia como la italiana, que cuenta con más atentados terroristas que ningún otro país de Europa sin que se conozcan los culpables, "es una democracia enferma".

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