Las opiniones del ministro 'no afiliado' crean malestar en el 'aparato' guerrista del PSOE
La dirección del PSOE ha declinado valorar las opiniones expresadas por el ministro de Cultura, Jorge Semprún (véase EL PAÍS del domingo), en las que se incluía una crítica implícita hacia el aparato del partido, controlado por los guerristas, y apuntaba la necesidad de debatir los contenidos del socialismo y las relaciones Gobierno-partido. "Son las opiniones de un ministro y no necesitan más comentarios", señaló en tono molesto un miembro de la ejecutiva federal, al tiempo que recordaba que aquél no está afiliado al PSOE.
Las reflexiones del único miembro independiente del Gobierno acerca del funcionamiento del Gabinete y del partido que lo apoya así como de sus disfunciones y carencias han provocado en el PSOE, según las impresiones recogidas, una variada gama de reacciones que oscilan entre un indisimulado desagrado y la adhesión plena.La primera reacción es mayoritaria entre los dirigentes socialistas más identificados con el guerrismo. Éstos se ven identificados dentro de la corriente del PSOE que Jorge Semprún califica de "oportunista de izquierda", porque, en su opinión, tiende a "situarse retóricamente siempre a la izquierda de la izquierda, con rasgos populistas y demagógicos". Por otro lado, algunas alusiones del titular de Cultura se interpretan desde este sector como un apoyo directo o indirecto a quienes, como el ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, ha criticado el "monolitismo" de la ejecutiva socialista y plantean la necesidad de abrirla a otras "sensibilidades" existentes dentro del PSOE.
Un motivo adicional de malestar aducido por personas próximas al aparato del partido viene dado por el hecho de que el autor de la Autobiografía de Federico Sánchez es el único ministro del Gobierno no afiliado al PSOE. Consideran, por tanto, que al pronunciarse sobre unas cuestiones que están candentes en el partido ante la inminente celebración de su 32º Congreso se ha salido del papel que se le reconoce como "intelectual", para decantarse por una opción.
Tanto los que se identifican con las declaraciones de Semprún como quienes discrepan con ellas trataban de discernir si su salida pública ha obedecido a un impulso personal o si, por el contrario, ha sido alentada desde "arriba"; es decir, desde la Moncloa, con lo que sus manifestaciones tendrían una trascendencia política infinitamente mayor. Entre los primeros hay quienes ven en la reflexión del ministro una clara sintonía con la invitación hecha por el presidente Felipe González al debate y a la renovación de contenidos del socialismo. Otros, sin embargo, consideran que Felipe González no necesita apoyarse en una persona interpuesta "para decir lo que quiera decir".
El ex alcalde de Madrid, Juan Barranco, dijo ayer que las palabras Semprún le parecían "muy bien", al igual que todo lo que suponga "un debate abierto y constructivo". "No se puede estar sometido a esa práctica aberrante que consiste en que cada vez que un miembro del partido lanza una idea sea acusado de fulanismo, de alinearse con un sector contra otro o de pretender un puesto en la Ejecutiva", añadió Barranco.
Enrique Barón, presidente del Parlamento Europeo, ha valorado los análisis de Semprún, por entender que "pueden ayudar a enriquecer y ennoblecer el debate y la vida política española". Barón hizo estas declaraciones en la escuela de verano organizada por el PSOE en Galapagar, informa Íñigo Sáenz de Ugarte. En este mismo foro, el portavoz del PSOE en la eurocámara, Fernando Morán, argumentó que "no es correcto decir que haya líneas populistas y oportunistas de izquierda" en el partido ni que la ejecutiva del PSOE sea monolítica, pese a lo cual añadió que hay "sensibilidades" que no están representadas en la dirección y que deben estarlo.
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