Motín en la cárcel de mujeres de Wad Ras, de Barcelona
La mayor parte de las reclusas de la cárcel de mujeres de Wad Ras, en Barcelona, se niegan desde anoche a entrar en sus celdas y permanecen en el patio central en señal de protesta por las pésimas condiciones sanitarias y la masificación del centro. Uno de los desencadenantes del motín de las aproximadamente 300 presas ha sido la muerte de una de ellas, Pilar Hernández Fernández, quien falleció el pasado 13 de julio en el hospital Clínico, tras permanecer nueve días con fiebre, de hasta 40 grados, en la celda que ocupaba junto a otras seis internas.
Los servicios médicos de la prisión habían diagnosticado que la enferma sufría de amigdalitis, mientras que las primeras inspecciones médicas extrapenitenciarias apuntan a una infección generalizada. El juez de vigilancia penitenciaria, Josep Maria Bachs, ha abierto una investigación sobre este caso.
El motín de ayer se inició hacía las 20.00, cuando cerca de 300 presas se negaron a abandonar el patio para reincorporarse a sus celdas. El fiscal de vigilancia penitenciaria, Xavier Balaguer, y representantes del Departamento de Justicia de la Generalitat -máximo responsable de las prisiones catalanas- acudieron al centro penitenciario para tratar de mediar con las amotinadas junto a la directora de la cárcel, Paula Montero.
Escritos reivindicativos
El fiscal abandonó Wad Ras pasadas las 11 de la noche, sin querer hacer declaraciones y cuando el plante aún proseguía. Balaguer remitió la explicación de lo que sucedía a una comparencia de la directora del penal ante los medios de comunicación, compromiso que no se había cumplido pasada la medianoche, momento en que persistía el plante de las internas. Éstas habían dirigido para entonces varios escritos a la directora de la prisión en los que figuraban sus reivindicaciones.El motín de Wad Ras se produce seis días después de que cinco reclusos de la Modelo, también de Barcelona, se encaramaran al tejado de la prisión exigiendo su traslado a un centro sanitario que reuniera condiciones para medicarles. Los cinco reos aseguraron que eran enfermos de sida en fase terminal.
Su protesta se prolongó durante 52 horas, hasta que el lunes fueron ingresados en el hospital de Granollers. Este motín suscitó una amplia polémica sobre la degradación de la asistencia sanitaria penitenciaria en Cataluña -responsabilidad también de la Generalitat- y provocó una fuerte crítica de los socialistas contra el consejero de Justicia del Gobierno catalán, Agustí Bassolls, a quien responsabilizaron de un previsible motín.
Las malas condiciones de la cárcel de Wad Ras y la situación laboral de sus empleados han causado numerosos problemas. En 1988 dos funcionarias de la prisión denunciaron los malos tratos a los que sometían algunas de sus compañeras a una reclusa que había mantenido relaciones sexuales con tres funcionarias.
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