'Perestroika' frente al Retiro
Dos jóvenes artistas soviéticos completan una serie de cuadros en Madrid
Dos jóvenes artistas soviéticos acaban de terminar su estancia de un mes en Madrid, donde han realizado una serie de obras para una exposición que se celebrará a finales del verano. En un estudio situado a pocos pasos del Retiro madrileño han trabajado a un ritmo bastante apretado. Dmitri Demski y Olga Chernichova tienen, a pesar de su juventud, un historial internacional, con exposiciones en China, Polonia, Francia, Alemania, Reino Unido e Italia. Sin embargo, dicen que no están especialmente interesados por entrar en el círculo de las corrientes estilísticas del arte occidental.
La calle Furmany de Moscú fue a principios de los años ochenta un polo de atracción para los jóvenes artistas de vanguardia que rechazaban poner sus pinceles a las órdenes del Estado. La perestroika estaba a las puertas, pero por entonces, cuando un grupo de jóvenes decidió simplemente ocupar un edificio vacío en el centro de la ciudad, no sabían que estaban preparando ahí mismo la plataforma que los lanzaría al mercado internacional del arte.En 1988, mientras en los pasillos del destartalado edificio se podía encontrar a marchantes franceses y alemanes, o críticos y periodistas de arte de todo el mundo, los artistas seguían instalándose en los estudios. Ese año llegaron, entre otros, Dmitri Demski y Olga Chernichova. El ambiente era muy estimulante para todos. En los estudios se hacían instalaciones, exposiciones improvisadas, performances, acciones. Estuvieron allí un año, hasta que todos fueron desalojados y pudieron luego conseguir realojarse en otros lugares. Pero el edificio de la calle Furmany había cumplido su papel y sigue siendo referencia obligada para el arte de vanguardia en Moscú.
Dmitri Demski y Olga Chernichova fueron invitados durante un mes a Madrid por la galería Fernando Durán para realizar una serie de obras que serán expuestas a finales del verano junto a las de otros tres jóvenes artistas soviéticos.
Dmitri Demski, de 25 años, estudió escenografía, pero su actividad como pintor es la que más satisfacciones le ha producido. "Al terminar mis estudios no sabía cómo continuar trabajando sin entrar a formar parte del sistema oficial. Cuando encontré Furmany mi vida cambió y me di cuenta de que había otra forma de hacer las cosas. El ambiente me daba nuevas ideas constantemente", dice Demski. "Era la oportunidad de emprender un trabajo verdaderamente interesante. El proceso creativo te va dando la sensación de un verdadero poder sobre las cosas y las ideas", confiesa.
Cultura rusa
Respecto a las expectativas con las que el mercado internacional está recibiendo a los artistas del Este, Demski se muestra cauto y desconfiado. "No intento tener el mundo entero entre mis brazos" dice. "Yo pertenezco a una cultura, la rusa, y me siento mucho más ligado a la tradición de las vanguardias de mi país en los años treinta que a las nuevas tendencias norteamericanas".Olga Chernichova, de 27 años, empezó como ilustradora de libros para niños, y esa actividad siguió siendo visible en sus primeras pinturas. Después de su paso por Furmany también cambió.
Sin embargo, esta artista no se siente ligada, como Demski, a las vanguardias rusas de este siglo. "Mi trabajo depende más del espíritu social del tiempo en que vivo", afirma Olga Chernichova. "Pero no lo digo en el sentido político. El arte de los años veinte y treinta reflejaba un espíritu distinto. Yo pertenezco a los artistas de mi época y prefiero sentirme más intuitiva y cerca de los sentimientos que las tendencias lógicas y metafísicas de los constructivistas".
A pesar de lo corto de su carrera, estos dos artistas han expuesto ya en China, Polonia, Alemania, Francia, Reino Unido e Italia. La experiencia madrileña vivida por los dos pintores soviéticos ha sido sorprendente, precisamente porque no encontraron en España el exotismo que esperaban. "Encontré muchas cosas conocidas y comprensibles, pero a la vez todo tenía como un aire distinto", comenta Olga.
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