Un futbolista con mal pie
Marrero, ex jugador del Atlético de Madrid, pasó seis días en la cárcel, acusado de robo
El futbolista canario Sergio Marrero, detenido el pasado miércoles como presunto autor de un robo con arma blanca, despierta estos días entre los aficionados de la Unión Deportiva Las Palmas -el club que le vio nacer y en el que alcanzó la gloria deportiva local- comentarios en voz baja sobre su posible adicción a la droga y elogios desconsolados. Esta figura, malograda a los 27 años de edad, 11 veces internacional con la selección sub 18, jugó hace dos años en el Atlético de Madrid para fichar la pasada temporada por el Maspalomas, de Tercera División.
El jugador, casado y padre de dos niños, fue puesto ayer en libertad por el titular del juzgado número 7 de Las Palmas de Gran Canaria, ante el que declaró el pasado viernes. La persona que le denunció asegura que el futbolista le robó 12.000 pesetas a punta de navaja el lunes 16 de julio, cuando se acercó a saludarle en un bar de la ciudad. Estos hechos fueron negados ante el juez por Marrero y otra persona que le acompañaba. El lunes prestará declaración otro testigo, el camarero del establecimiento."Me quedé de una pieza cuando leí la noticia en el periódico", señaló ayer Alvaro Pérez, que ha sido entrenador del jugador desde sus comienzos. Lo dirigió técnicamente cuando era juvenil, a sus 17 años, en Las Palmas Atlético; después, en Primera División, en la Unión Deportiva Las Palmas, y, finalmente, durante la pasada temporada, en un equipo regional canario, el Maspalomas, cuya directiva, consciente de la inestabilidad del jugador, le fichó con la condición de que cobraría por partido jugado.
Marrero rindió satisfactoriamente en el Maspalomas, a pesar de que el equipo bajó de Segunda B a Tercera. No faltaba a los entrenamientos, como le ocurría en la Unión Deportiva y en el Atlético de Madrid, y cada vez que jugaba le pagaban lo convenido: 250.000 pesetas.
Triste destino
Su salario, quizá excesivo para un modesto club, era "una manera de ayudar al muchacho", afirma el entrenador que ha sido testigo en los últimos 10 años de su despegue y declive. "Me duele que algunas personas que dicen ser sus amigos le estén empujando a todo esto", indicó.En Las Palmas todos quieren y admiran al defensa de 1,78 metros de estatura, de condiciones innatas para el fútbol, dotado de una técnica depurada y capaz, por sus cualidades físicas, de hacerse perdonar en el terreno de juego sus pecados extradeportivos. Periodistas, técnicos y directivos del fútbol insular, consultados por este periódico, coincidieron en lamentar el triste destino de esta figura prematuramente eclipsada.
Marrero había ido creciendo ante los ojos de los aficionados como el sucesor de un mítico futbolista canario de los años sesenta y setenta, Tonono. "Pero el chico ha tenido mala suerte", comenta el periodista Jorge Carballo. Es uno de los hijos pobres de La Isleta, el barrio más humilde de Las Palmas, donde un día alguien descubrió su perfecto toque de balón. La hoja de servicio de este joven que el pasado viernes se ocultaba el rostro con un chándal en el juzgado, es justificada por quienes saben que es el segundo de siete hermanos y conocen las condiciones de vida del citado barrio porteño.
Marrero estuvo a punto de tocar el cielo cuando hace apenas dos temporadas Jesús Gil le llevó al Atlético de Madrid. Empezó jugando bien hasta que dejó de ir a entrenar. Sus compañeros le encontraron más de una vez destrozado en la soledad de su apartamento.
La bomba saltó cuando Fernando Arencibia, presidente de la Unión Deportiva Las Palmas, reconoció, hace poco más de un año, que le había "endilgado un drogadicto" al presidente del Atlético. Jesús Gil y el directivo canario estaban enfrentados por el fichaje de un juvenil de la Unión Deportiva y los platos rotos los pagó Marrero, que había sido contratado por el Atlético de Madrid por 70 millones de pesetas para tres temporadas. El escándalo le obligó a hacer las maletas y regresar a casa. El jugador denunció a Arencibia por presunta calumnia.
Cuesta abajo
Su carrera se vino abajo. Había sido 11 veces internacional con la selección Sub 18 y su fama se disparó tras un encuentro de la selección española con la soviética en la URSS. El entonces presidente de la Federación Española de Fútbol, Pablo Porta, telefoneó a Las Palmas para anunciar que tenían a un fenómeno, según recuerda José Sintes, ex directivo de la Unión Deportiva y actual portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento de dicha capital."La otra fama es la que le ha perdido", afirma el periodista Adolfo Santana al citar el primer antecedente delictivo del jugador, cuando, perteneciendo a la disciplina de la Unión Deportiva, participó en un tirón a una mujer en Playa del Inglés, en el sur de Gran Canaria.
Desde entonces, una cortina de humo ha tapado algunas excentricidades del jugador. Amigos y protectores influyentes lograron cubrirle las espaldas hasta su detención el miércoles 18 de julio. No pudieron evitar que el jugador, tras caer en picado en su carrera deportiva, volviera a sus orígenes, en La Isleta, y pidiera de vez en cuando dinero para pagar las deudas contraídas.
Lo peor de la historia de Sergio Marrero es que su supuesta reincidencia se produce cuando aún no está acabado como futbolista -el Cádiz se interesó recientemente por él y sueña con retornar a su viejo equipo, la Unión Deportiva Las Palmas, hoy en Segunda división. Pero antes de volver a hacer planes como futbolista, deberá solucionar sus problemas con la Justicia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.