_
_
_
_

"A los periodistas no se nos perdona ser testigos y guardianes"

Juan Cruz

William J. Small ha sido uno de los más prestigiosos periodistas de la televisión norteamericana, y a su pluma se debe un libro que acuñó una frase legendaria, Matar al mensajero. Aunque a sus 63 años podría ser considerado un viejo periodista, cree que los jóvenes están mejor equipados que los de su generación. "Son más cultos y tienen más medios. Si hoy surgiera un Watergate, estarían mejor armados para cubrirlo".

Small, un hombre robusto, como su propia idea del periodismo ("la prensa ha de ser robusta para ser libre"), es un norteamericano de Chicago acostumbrado a los focos de la televisión y a los riesgos de una profesión que ejerció durante 40 años en los más variados medios de comunicación. Fue presidente de la agencia informativa United Press International (UPI) entre 1982 y 1984, y desde 1979 a 1982 dirigió como presidente la NBC, uno de los principales emporios informativos del mundo. En la CBS News fue vicepresidente entre 1978 y 1979, y fue en esta compañía donde acreditó sus dotes de periodista, de organizador y de empresario. Ahora, jubilado de la profesión, es un profesor distendido y sonriente. En España ha estado invitado por la embajada de su país para hablar con sus colegas acerca del porvenir del periodismo.Habla con la parsimonia de sus paisanos y con la seguridad de quien ha alcanzado la veteranía ante las cámaras. En su país está considerado como un maestro, pero él cree que eso se dice sólo porque peina canas ("No es lo mismo ser un hombre de gran experiencia que un hombre de experiencia gris", dice haciendo un juego de palabras en inglés sobre el color que ha alcanzado su cabello). Acostumbrado ahora, como director del Centro de Comunicaciones de la Fordham University de Nueva York, a enseñar a alumnos que se gradúan en la disciplina de administrar negocios, Small lo dice todo apoyándose en apólogos.

Los años de trabajo sirven para poco. "Subliminalmente uno sigue teniendo el mismo miedo al papel en blanco, pero eso es lo que hace excitante esta profesión, que cada cosa nueva sea un reto cada día. Acaso para lo único que sirve la experiencia es para mejorar la mirada que uno tiene sobre las cosas, para andar más rápido, para tener mayor seguridad. Pero uno sigue siendo el mismo quijote de siempre cuando se enfrenta a una noticia".

Eso no se puede enseñar, dice Small. "Acaso en periodismo lo que se, pueden enseñar son reglas básicas, y acaso también se puede enseñar la filosofía y la ética del periodismo, pero no el fundamento de sus alegrías o de sus dificultades. Eso viene con la experiencia, y los que están dispuestos a adquirirlas harán mejores informaciones".

Justos y objetivos

Algunas de las satisfacciones profesionales que se anotan en la vida de William Small son elementos de la historia del mundo. "Yo estaba en la CBS cuando asesinaron a Kennedy: no podíamos dejar el edificio de la emisora; comíamos pollo todo el tiempo, y no nos salieron alas de milagro. En el viaje a China con Nixon nosotros fuimos los primeros occidentales, descontados algunos albaneses, que pisaban Pekín, y sufrimos las consecuencias de aquella desconfianza. El proceso contra Nixon nos hizo reflexionar sobre nuestra profesión y sobre nuestro país, y la guerra de Vietnam nos dividió tanto que también fue un motivo de seria meditación sobre el papel del periodista en sus relaciones con su país y con su propio trabajo"."Nuestros críticos no conciben que los periodistas tratemos de ser justos y objetivos. Con respecto a la guerra de Vietnam, en nuestro país ocurrió eso, que los periodistas fuimos tratando de conocer la realidad para contarla mejor, y al final el criterio de los periodistas sobre las circunstancias de esa guerra coincidió con la deducción de la mayor parte de los norteamericanos. Debemos ser como los cirujanos: puede no gustarnos la cara del enfermo, pero debemos operarlo igualmente, y además trataremos siempre de que de la intervención salga vivo y mejor de salud".

¿Y quién dispara hoy contra el mensajero? "La misma gente de siempre; eso no cambiará jamás. A los periodistas no se nos perdona que estemos dentro y fuera de las cosas, que seamos witnesses and watchdogs (testigos y guardianes) y no lapdogs (perros falderos). Pero Small es optimista. "Los nuevos periodistas están mejor educados, trabajan más, en parte tienen también mayor calidad, porque además la calidad de la competencia les hace volverse autocríticos; escriben bien, son muy serios. Si ahora ocurriera el 23-F en España, ustedes, que lo hicieron tan bien, lo harían aún mucho mejor".

No todo es gloria. "Una de las desgracias de esta profesión es que los periodistas normales y corrientes, no los superdirectores o los presentadores de televisión, no están en absoluto bien pagados. Además, los periodistas hacen trabajos que implican una gran peligrosidad, porque van a la guerra, asisten a manifestaciones y se colocan como objetivos de luchas en las que ellos no tienen otra misión que la de informar. Y a veces son perseguidos sólo por eso. Finalmente, nuestro gran enemigo es el tiempo, que es uno de los elementos de corrupción de la propia información, que nunca resulta verdaderamente completa".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_