Joâo Saldanha, entrenador y periodista
El fútbol brasileño perdió el Mundial y una de las figuras más conocidas y polémicas: el entrenador y periodista Joâo Saldanha. Como si éste fuera su último deseo, Saldanha murió la semana pasada en Roma, a los 72 años, después de haber asistido a la final del Mundial. Había sido la decimotercera vez que presenciaba la definición de un campeón.En por lo menos una de las finales, en 1970, Saldanha fue el responsable directo del triunfo de un equipo. Él se convirtió en una personalidad querida e inolvidable como el hombre que ha formado la selección brasileña campeona en el Mundial de México.
Sin, embargo, Saldanha vio este partido desde las gradas, como comentarista para el diario Jornal do Brasil. Era el periodo más negro de la dictadura militar brasileña, y el entrenador había sido echado a la calle por órdenes superiores. Saldanha había desafiado al presidente, el general Emilio Medici, al no convocar a un delantero que le encantaba al dictador.
"Yo no le digo a usted a quién tiene que nombrar en sus ministerios, y usted no tiene que decirme a quién debo nombrar en mi equipo", dijo Saldanha cuando un emisario del Gobierno le dijo que el dictador esperaba ver a Darío, un delantero del Atlético de Minas, en la selección.
Saldanha había recuperado para los brasileños, en 1969, la autoconfianza y la fuerza perdida con la catastrófica participación en el Mundial de Inglaterra de 1966. Él reunió a los 22 mejores jugadores de su época y les puso el apodo de fieras de Saldanha. Excelente conocedor de la psicología de los futbolistas, dejó que Carlos Alberto fuera el líder de la defensa; Gerson, del medio campo, y Pelé, del ataque. Cuando le echaron y nombraron al sumiso Zagalo para su puesto eran los jugadores los que de verdad tenían el comando del equipo.
Durante más de 50 años, Saldanha ha sido militante del Partido Comunista Brasileño, que entre 1945 y 1984 vivió solam ente dos años en la legalidad. Pero su reputación la acentuó Saldanha en el periodismo deportivo brasileño como un cronista irónico, exacto, dueño de una memoria y un sentido del humor fenomenales. "Más de 30 líneas para una crónica es un atentado contra el lector", decía.
Saldanha es el autor de algunas frases famosas en el fútbol brasileño, como la de que "el penalti es tan importante que lo debía ejecutar el propio presidente del club". Su sentido del humor se manifestaba en cualquier ocasión. Una vez, cuando aún entrenaba a la selección de 1970, un compañero periodista le preguntó qué tal le parecía el césped del estadio donde iba a actuar el equipo. "No lo sé", contestó Saldanha, "no lo comí todavía".
En los últimos años, Saldanha no escondía su decepción con el rumbo del fútbol de Brasil. Criticaba ásperamente a los dirigentes por la manera de colocar sus intereses políticos, financieros y personales por encima de cualquier consideración por el deporte. Decía que la organización en Brasil había eliminado los campos de fútbol de la periferia de las ciudades, y que esto iba a dificultar el surgimiento de nuevos jugadores. Hizo, dos días antes del partido entre Brasil y Argentina en Italia, una previsión cruel: "No es sólo nuestro equipo el que no va a ir lejos en este Mundial. Es nuestro fútbol".
Saldanha falleció en Roma, víctima de un edema agudo pulmonar.
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