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Gorbachov deja en la cuneta política a su rival conservador, Ligachov

Pilar Bonet

El presidente soviético, Mijaíl Gorbachov, despreció ayer públicamente por primera vez a Yegor Ligachov, que le ofrecía sus servicios como número dos del Partido Comunista de la URSS, y empleó a fondo sus artes para intentar dejar en la cuneta política al hombre que es un símbolo del conservadurismo marxista. "Mi candidato es Ivashko", repitió Gorbachov ante un auditorio electrizado, refiriéndose a Viadímir Ivashko, quien ha presentado su renuncia como presidente del Parlamento de Ucrania.

Ivashko, consejero político en Afganistán y ex jefe de los comunistas ucranios, era uno de los tres pretendientes al puesto de vicesecretarlo, junto con Ligachov y Anatoli Dúdorev, rector de un instituto de Leningrado.El secretario general y el vicesecretario deben ser personas con puntos de vista "próximos", entre los cuales no haya "fisuras" que puedan reflejarse en el partido, dijo Gorbachov, que mencionó el nombre de Ligachov como uno más en una lista de aspirantes que se fueron retirando.

El cargo de vicesecretario general se decidió anoche en votación secreta, y la agencia Tass informó que Ivashko había sido elegido, aunque no especificó el número de votos que obtuvo.

Varios fueron los obstáculos que surgieron ante Ligachov incluso antes de poder competir. Primero, hubo un intento de limitar la edad máxima de los pretendientes a 60 años, lo que dejaba a Ligachov -que tiene 69 años- fuera de juego. Luego apareció un ignorado reglamento de 1988 que fue utilizado para excluir a Ligachov de la lista de candidatos. Sin embargo, reapareció compitiendo después cuando la sala, indignada, abolió el reglamento que fue aplicado ayer por primera vez desde que comenzó el 28º congreso del PCUS.

Procedimientos de maestro

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Los procedimientos empleados ayer con gran maestría por Gorbachov -reelegido líder del PCUS el pasado martes- evocaban los que utilizaba para impedir que el radical Borís Yeltsin fuera nombrado presidente del Parlamento ruso en mayo.

Ligachov, uno de los miembros de la primera generación de la perestroika, fue ayer fiel a sí mismo y a su concepción del marxismo-leninismo al dirigirse a los delegados. El político se apuntó una victoria ante Anatoli Sobchak -alcalde de Leningrado y jefe de la comisión investigadora de la intervención militar en Tbilisi, en 1989-, a quien quiso poner en apuros al inquirir por las decisiones que acabaron con la muerte de 20 personas.

"Intentaré, respetado Yegor Kuzmich, darle gusto", dijo Sobchak cuando Ligachov le dio luz verde hacia el micrófono. Ligachov, que fue acusado por Sobchak de responsabilidad política por la matanza, afirmó que tales decisiones habían sido tomadas por todo el Politburó bajo la dirección de Gorbachov.

"Dije la verdad, toda la verdad", gritó Ligachov, que no encontró el apoyo de sus camaradas cuando los invitó a hablar. "Hasta hoy tengo razón. Lo lamento y pido perdón a los camaradas georgianos por la tragedia que ocurrió. Lo digo como persona y lo sentiré profundamente toda mi vida. Pero ni nosotros, los miembros del Politburó, ni yo, ni Mijaíl Serguéievich [Gorbachov] tenemos que ver en esta tragedia, aparte de haber decidido firmemente resolver la cuestión con métodos políticos".

"Yo aseguro...", alcanzó a balbucear Sobchak antes de que Gorbachov ordenara desconectar el micrófono que utilizaba y conectar el siguiente. Un aplauso rotundo coronó la intervención de Ligachov.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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