Exilio en Londres
El todavía presidente de la Junta de Andalucía estudia economía y olvida su derrota política
Anochece en Londres y un grupo de hinchas británicos canta su borrachera por Oxford Street. Un hombre de bigote negro, gabardina blanca y gorra inglesa se acerca a los jóvenes y les pregunta por el resultado del Alemania-Inglaterra que acaba de jugarse en Italia. Los aficionados, que en apariencia festejan un triunfo, contestan: "Hemos perdido, pero es bueno cantar la derrota". El paseante nocturno se llama José Rodríguez de la Borbolla y aún es presidente de la Junta de Andalucía. También él fue a Londres a cantar su derrota.
Cuando Rodríguez de la Borbolla supo por las urnas que el también socialista Manuel Chaves, ex ministro de Trabajo, gobernaría Andalucía con mayoría absoluta durante los próximos cuatro años, le felicitó, le deseó suerte y, de paso, le anunció que se iba a Gran Bretaña para participar durante tres semanas en un curso sobre economía del desarrollo organizado por The London School of Economics and Political Science.A Borbolla le gusta el pato pequinés y las derivadas. Devora con idéntica fruición los libros ingleses de economía que la típica comida china. Al final de una cena en el restaurante Chinatown, en pleno Soho londinense, el todavía presidente andaluz se sincera con una servilleta, garabatea: "Fu = F[W(p)+C(E)+C(A)+W(p)+W(f)]". Y, entre risas, explica: "El futuro de Pepote, como explica la fórmula, está en función de la voluntad de Pepote, más los intereses de España, más los intereses de Andalucía, más la voluntad del PSOE, más, finalmente, la voluntad de Felipe".
"Se lo dije a Felipe y al partido en 1988, cuando el V Congreso. Me estáis dejando sin salida política, no intentéis dármela cuando sea demasiado tarde". Borbolla volverá. De Londres, dentro de dos semanas, un día antes de la constitución del nuevo Parlamento andaluz, y a la política, algo más tarde, aunque no mucho más. "Quiero seguir influyendo en la sociedad, como mi padre, y creo que donde mejor puedo hacerlo es precisamente en la política; estoy seguro de que sirvo para esto y, además, no tengo prisa".
Aunque se resiste a hablar de política -intentó incluso que su estancia en la capital inglesa escapase de las crónicas periodísticas- y garantiza que "me estoy empezando a divertir haciendo otras cosas", Rodríguez de la Borbolla analiza el panorama político con cierta ironía no exenta de amargura, y se emociona.
¿Le gustaría ser alcalde de Sevilla? "No me elegirían para ese puesto. Creo que será Jaime Montaner". ¿Y aceptaría alguna embajada? "Nadie ha hablado todavía de eso". ¿Y un puesto en el Gobierno de Felipe? "¿De ministro?". O en un cargo de menor responsabilidad. "Un... (vocablo irreproducible)".
Rodríguez de la Borbolla se levanta temprano en su exilio londinense. Después de ducharse en un aseo compartido con otros estudiantes y de hacerse el desayuno en una cocina común, el presidente andaluz ordena los escasos metros cuadrados de la habitación de su residencia y coge el autobús hacia la London School.
Borbolla, que fue reconocido inmediatamente por los numerosos españoles que asisten al curso, comparte sus ratos libres con Miguel Ángel y Sergio, dos estudiantes de la Complutense que ya estuvieron el verano pasado en Londres y que ayudan al presidente a hacer fotocopias, retirar libros de la biblioteca y a resolver alguna que otra derivada.
Lo que pudo ser
A pesar de que los estudios y las actividades domésticas ocupan buena parte de su atención, José Rodríguez de la Borbolla sigue pensando en lo que pudo haber sido y no fue. Cuenta desde la distancia que la gran abstención registrada -el 45% de los electores andaluces no se acercaron a las urnas el pasado 23 de junio- no fue consecuencia de que los comicios se celebrasen en sábado: "Según un sondeo que hicimos antes de la convocatoria de elecciones, sólo un 7%. de los andaluces vieron en el sábado un inconveniente para votar. Las causas de la gran abstención habrá que buscarlas en otro lado...".Rodríguez de la Borbolla, que durante la conversación llega a reconocer que "Alfonso Guerra manda en Madrid y en Sevilla", descarta, sin embargo, próximos enfrentamientos: "Hay que apostar por Manolo (en referencia a Manuel Chaves). Manolo puede hacerlo bien y convertirse en un nuevo referente del progreso andaluz".
El político socialista, que se gastará algo más de 200.000 pesetas en su estancia en Londres, dice estar enamorándose de la capital británica: "Aquí estoy aprendiendo a ponerle fórmulas teóricas a la política de progreso que hemos aplicado en Andalucía para poder explicarla luego a partir del próximo mes de septiembre en la Universidad de Sevilla".
"Siempre está oscuro antes de encender la luz". El presidente andaluz se queda impresionado por la frase, de uno de los protagonistas de la comedia musical Anything goes, de Col Porters, que Rodríguez de la Borbolla presenció divertido la pasada semana en un teatro londinense, y establece una curiosa comparación entre la política y el fútbol: "En política hay que jugar en todos los puestos, de delantero, de libero y de defensa derecho, que es el más ingrato".
¿Y ahora de que juega? "Yo estoy en el banquillo porque el entrenador no me saca, pero no hay que olvidar que los entrenadores cambian...".
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