Críticas a los penaltis resolutorios
La solución de las semifinales del Campeonato del Mundo de fútbol de Italia 90, por penaltis (Argentina eliminó a Italia el martes, y la República Federal de Alemania, a Inglaterra el miércoles), ha originado un profundo debate. Las voces que se levantan contra este destino de los encuentros son cada vez más numerosas, dado el incremento de partidos que concluyen de esta manera. Zico, el gran astro brasileño del pasado decenio, considera que es necesario encontrar fórmulas que colaboren con los equipos que han hecho más méritos durante los partidos precedentes.
La historia más reciente de los Campeonatos del Mundo marca una tendencia hacia los partidos agónicos que se deciden en la prórroga o en los lanzamientos de los penaltis. El crecimiento en este sentido es casi geométrico. En las ediciones de 1978 y 1982 sólo dos encuentros -Argentina- Holanda, en la final de Buenos Aires, y Francia- República Federal de Alemania, en la semifinal de Sevilla- llegaron al periodo suplementario. En la de 1986 cinco se resolvieron en la prórroga.Ocho partidos han llegado en la de 1990 a los penaltis. Dos de ellos han ocupado las semifinales: Argentina-Italia y RFA-Inglaterra. Su resolución ha originado las críticas de algunos grandes especialistas, que observan en esta suerte un método exhibicionista, cruel, sin relación alguna con el desarrollo del encuentro o los méritos contraídos por cada equipo. Zico, por ejemplo, teme que el fútbol pierda contenido: "En ocasiones, los penaltis son la única tabla de salvación para los débiles y conservadores. Saben que en ellos están, como mínimo, en igualdad de condiciones frente a los cuadros superiores".
Bobby Robson, el seleccionador inglés, echaba pestes contra ellos tras su derrota: "El fútbol está hecho de coraje, resistencia, clase y preparación atlética. Ésta es la línea que debe seguir un partido que llega al final con empate. Sería mejor otra prórroga o detenerlo cuando uno de los dos equipos logre un gol. Todo menos este suplicio antinatural".
Zico ha manifestado que el destino ha premiado a conjuntos con escasos méritos e incluso repescados en la primera fase: "Me parece una herejía que Brasil saliese al cuarto encuentro y después de tres victorias. Hay que buscar un modelo que conceda posibilidades a las buenas selecciones y no a aquéllas que sólo especulan. Se ha podido llegar al caso del triunfo de Irlanda sin ganar nunca". En su criterio, es necesaria una fórmula que premie los méritos de los equipos más regulares y ambiciosos: "No hay ninguna recompensa para Italia, que no ha perdido ningún partido. Creo que el torneo tiene que premiar los resultados de la primera fase en caso de igualdad o buscar salidas que garanticen un final menos cruel que el de las dos semifinales".
En el cuartel italiano era opinión general que el método desarrollado en España 82 parecía más sensato y justo. Entonces pasaron la primera fase los dos primeros de cada uno de los seis grupos y se reunieron luego en cuatro de tres para que sus vencedores pasasen a las semifinales. Con esta fórmula sólo un partido llegó a los penaltis: la semifinal RFA-Francia.
Los argumentos de la FIFA
Desde la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) los argumentos de defensa son logísticos y temporales. La repetición de un partido alteraría el calendario y podría conducir a una competición interminable. La dotación de más prórrogas añadiría un calvario mayor a unos jugadores que llegan prácticamente exhaustos a los minutos finales de los partidos.
Los partidarios de la fórmula de la FIFA invocan el carácter natural de esta suerte del juego. "Nadie puede decir que los penaltis son una cuestión de fortuna. Su lanzamiento forma parte intrínseca del juego. Al fin y al cabo, hay por medio dos jugadores y el balón. Además, hay un componente de dureza mental que también forma parte del juego. Como método, me parece correcto para decidir un partido que llega con empate al final de una prórroga", señala Italo Cucchi, uno de los periodistas italianos de mayor prestigio en el mundo del fútbol.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.