Polifacético Matanzo

Cual si de un redivivo general Custer con Séptimo de Caballería incluido se tratara, el concejal Matanzo tiene sitiados a los últimos indios que nos quedan en la reserva rincón del Elígeme. Este general munícipe, que por los modos de los que hace gala no parece precisamente haberse recibido en West Point -que diría nuestro correcto amigo Lucho Gatica-, está decididamente resuelto, a lo que se ve, a dar boleta a cuanto bicho viviente, con pluma o sin ella, haga uso de la región craneoencefálica para diferente fin del que considera natural y lógico, el servir de adorno como simple macetón capilar. Otros indios hubo en su día o gente de pluma, en este caso de plumilla, como Sartre, Montand, Foticault, etcétera, e incluso nuestro actual y lúcido ministro de Cultura, Jorge Semprún -por aquellos tiempos otro piel roja mental más-, que al tratar de oxigenar un tanto el común patatal de por encima de los hombros fueronles cerrando cavas, mansardas y a cuanto oportuno quicio se acogían estos metecos mentales de la parisinom alas añera orilla izquierda. Al final sería la Universidad y la juventud en general la que, empachada como estaba de tanta berza láctea suministrada por el sistema, estallaría por los aires, con su último caudillo Daniel el Rojo al frente, al unísono grito -de ¡la imaginación al poder! Dando inicio así al esperanzador Mayo del 68 parisino. Del cual deberían ser hijos nuestros hijos- Jesús García Avedillo.