Michelin 'pincha' en su propia casa
La política de inversiones causa dificultades al gigante de los neumáticos
La sociedad francesa Michelin, que tras la compra -el pasado septiembre- de la norteamericana Uniroyal-Goodrich controla el 23% del mercado mundial frente al 18,3% de la también estadounidense Goodyear, es el actual número uno del neumático. Michelin paga su estrategia de conquista del planeta con problemas sociales y bursátiles en su propia casa y numerosas críticas de los especialistas financieros franceses y extranjeros.
"Nubes de verano", afirman los responsables de Michelin. "Una ambición desmesurada", responden los críticos. El pasado lunes fue un mal día para François Michelín, patrón de la empresa de Clermont-Ferrand que lleva el nombre de su familia. En la Bolsa de París, la acción Michelin perdió el 8% de su valor en una sola sesión, colocándose en 100 francos cuando valía 300 francos a finales de 1987 y 160 al término del pasado año. La caída de la acción Michelin, según afirman los analistas, es una consecuencia directa de las gigantescas inversiones exteriores que lleva a cabo la sociedad.Ese mismo día, François Michelin tuvo que dar cuenta de un plan de reestructuración de la empresa que significa la supresión en los próximos dos años de 2.260 empleos en las cinco factorías de Clermont-Ferrand, lo que representa el 11% de los efectivos de la firma en esa ciudad. Esa reducción de plantilla es la última por el momento de una serie que ha llevado a Michelin a prescindir en los últimos siete años de más de 10.000 asalariados.
Las dificultades de Michelin en este terreno proceden también de su política de inversiones internacionales a marchas forzadas. El precio social que la sociedad francesa debe pagar por esta política es la reducción de la actividad en Clermont-Ferrand.
Para redondear la amarga jornada de François Michelin, The Financial Times criticó el lunes en un editorial al grupo de Clermont-Ferrand por sus adquisiciones en el extranjero. El diario de la City previno a los inversores Contra las ambiciones geopolíticos de los grandes grupos franceses".
Guerra internacional
Michelin está implicado en una guerra internacional implacable por el control de la industria del neumático. El primer gran frente de esa guerra es el de los neumáticos vendidos a los constructores para equipar los nuevos vehículos. El segundo, el de la venta a vehículos en circulación. En ambos frentes, la ligera reducción de la demanda y la competencia feroz a escala planetaria obliga a los fabricantes de neumáticos a reducir al máximo sus márgenes.En ese contexto, los responsables de Michelin estiman que la única posibilidad de supervivencia es la continua expansión internacional. El grupo francés ha clavado una importante pica en Estados Unidos con la compra de la compañía Uniroyal-Goodrich, el número dos en ese país, y ha conseguido una presencia significativa en Japón, donde controla el 10% del mercado de neumáticos de primera instalación y el 5% del de segunda instalación. Al mismo tiempo, Michelin ha abierto fábricas en países como Corea y Tailandia.
Esa opción industrial a largo plazo ha provocado el hundimiento de la acción Michelin en el mercado bursátil. Michelin, se dice en la Bolsa de Paris , debería haber financiado la compra de la sociedad Uniroyal -1.500 millones de dólares- con una ampliación de capital en lugar de con costosos préstamos bancarios. Pero la operación no era posible porque la acción ya había caído muy bajo.
Ahora el gigante francés del neumático pretende volver a conquistar los favores de los capitales nacionales y extranjeros, pero no son pocos los expertos que afirman que, antes que volver a enamorarse de Michelin, es mejor esperar dos o tres años hasta ver cómo se resuelven los problemas de la sociedad.
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