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El presidente no se enteraba

El presidente de la corrida de ayer tiene un nombre que es una bendición para los aficionados, pues se llama el señor Valderas y servía para gritarle "¡Valderas, que no te enteras!". Efectivamente, no se enteraba, el señor Valderas, de que los toros salían inválidos o, si se enteraba, le traía sin cuidado: sólo devolvió al corral uno y debió devolver lo menos cuatro, reglamento en mano. No se dice que los presidentes barran a favor de la empresa -sería infundio-, mas el resultado , es ese. Toros que no devuelven al corral es buen di nerito que la empresa se ahorra y ayer el presidente señor Valderas, que no se enteraba, le ahorró tres. En cambio a los toreros les hizo la Pascua, porque les anuló toda posibilidad de lucimiento. Con toros desfallecidos que renuncian a embestir, o si emprenden la embestida se quedan a mitad de recorrido con la lengua fuera y la pata flácida, no hay quien toree. Ni Joselito el Gallo sería capaz.Los toros desfallecidos que se quedan con la lengua fuera y la pata flácida son ideales para las figuras, que tienen consolidado su cartel, les funciona el tópico, y con ponerse cerca de sus mortecinas caritas haciendo posturas de maestro, de profesional o de artista -según la enseña que haya levantado cada cual-, les vale de sobra. La postura está en alza última mente y vende un horror. Sin embargo, para los diestros que no tienen contratos, los toros desfallecidos con la lengua fue ra y la pata flácida son la desesperación. Los tres espadas de ayer -en quienes se daba aquel supuesto- estaban desesperaditos. Primero habían de porfiar tenazmente para que los toros embistieran, y luego, si les daba la gana de embestir, aguantar sus parones.

Pérez / Reina, Mondéjar, Lara

Cinco toros de Antonio Pérez y 32 sobrero de Murteira Grave, en sustitución de un inválido del hierro titular, bien presentados, flojos, de escaso juego. Luis Reina: estocada corta trasera caída perdiendo la muleta, rueda de peones y descabello (aplausos y salida al tercio); pinchazo hondo ladeado, rueda de peones y estocada trasera caída (aplausos y salida al tercio). Antonio Mondéjar, que confirmó la alternativa: pinchazo y bajonazo (palmas y también protestas cuando sale al tercio); estocada corta descaradamente baja (aplausos y salida al tercio). Pedro Lara: dos pinchazos y estocada (aplausos y también pitos cuando saluda); media estocada caída (silencio).Plaza de Las Ventas, 1 de julio. Menos de media entrada.

De cualquier forma, Luis Reina ensayó un toreo clásico del que consiguió ofrecer buena versión en el cuarto de la tarde, las pocas veces que el toro le aceptó su oferta de redondos y naturales. Antonio Mondéjar, bullidor y pundonoroso, dejó muestras de su valentía en el quinto, consintiendo la probona embestida. Pedro Lara practicó un toreo reposado con el capote y con la muleta, únicamente en el tercero, ya que el sexto padecía invalidez total y torearlo resultaba imposible.

La afición se sentía ofendida y reprochaba al presidente la mala pasada que había jugado al torero por no devolver el toro al corral. "¡Valderas, que no te enteras!", le volvían a gritar. Pero se enteraba, seguro. Pues si no se hubiera enterado, con aquellos vozarrones, sería porque estaba sordo como una tapia. Y, la verdad, no tenía cara de sordo el señor Valderas.

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