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Damnificados de robos callejeros

Nápoles crea una asociación para auxiliar a las víctimas de los tirones

Juan Arias

Nápoles, ciudad típica para la picaresca y la fantasía más refinada, acaba de acuñar una nueva y curiosa asociación: la de los Scippati Tristi e Nostalgici. Se trata de un ejército integrado mayoritariamente por mujeres, víctimas del scippo o tirón, un arte prácticamente nacido en Nápoles y del que son maestros consumados los famosos scugnizzi, unos niños avispadísimos, que, a bordo de sus motos minúsculas, son capaces de fimpiar el bolso al mismo lucero del alba sin usar navajas ni pistolas.

La nueva asociación de los Scippati Tristi e Nostalgici, cuyas siglas son ASTEN (Asociación de Robados -scippati- Tristes y Nostálgicos), acaba de ser fundada por una mujer: Cristina Sosti, doctora en Ciencias Políticas y ya conocida por su empeño en la asistencia a los minusválidos. El fin de dicha asociación, ha explicado su fundadora, es "ofrecer asistencia, ánimo e instrumentos de prevención a las víctimas tristes y descorazonadas de los scippi".Cristina piensa que la "sensibilizacíón en clave irónica" de la población scippiata debe considerarse como una campaña de prevención más que una asociación de dammificados compugidos y nostálgicos de otros tiempos mejores y mas seguros".

Insignia de dos cuernos

Para poder formar parte de la ASTEN es necesario ante todo haber sufrido por lo menos una vez un tirón, y mejor aún si se han padecido varios robos a cargo de los simpatiquísimos niños procedentes de los bajos fondos que subsisten en los barrios de origen espanol. Pero no basta con afirmarlo: es necesario probarlo, y para ello se exige la presentación de la correspondiente denuncia del robo ante los carabineros.

La nueva organización de reciente creación y en la que llueven las peticiones de ingreso contará con psicólogos que ofrecerán ayuda espiritual a los desconsolados scippati. Contará también con expertos en técnicas de defensa, porque, según la fundadora de la asociación, el ironizar sobre el hecho de haber sido robado o ridiculizarlo para exoreizarlo es bueno y positivo, pero tampoco está mal las medidas de prevención para evitar que acaben "dejándonos en paños menores".

Los miembros de la nueva asociación serán reconocidos públicamente por un distintivo visible: es una insignia cómica que lleva dos cuernos, algo a lo que los napolitanos, hasta los mismos ladrones, son enormemente sensibles. Dicha insignia indicará a los posibles nuevos rateros que la persona que la lleva ha sido scippcita -dammificada y entrenada- y responderá a la agresión con un poderoso y visible conjuro, el de los cuernos, que es el peor presagio que puede caer sobre un napolitano.

Nápoles ha sido siempre famosa por su búsqueda de soluciones llenas de imaginación a los males que la afligen. Cuando nació el IVA, fue en Nápoles donde apareció la primera publicación, titulada Los cien consejos para 'fregare' el IVA, es decir, para engañar al fisco.

Y cuando el Ministerio de Finanzas impuso que en los restaurantes los clientes exigieran recibo, y que en caso de que la policía les pescara en un radio de 300 metros sin la nota pagarían ellos la multa, rápidamente los propietarios de las trattorie, con clientes fijos amigos, inventaron el llamado cuerpo de acompañadores.

Este cuerpo se constituyó como un pequeño ejército de muchachos desocupados que comían gratis en el restaurante y estaban preparados, con el recibo en la mano, para acompañar hasta la frontera de los 300 metros a los clientes amigos y dárselo en caso de que apareciera la policía. Pasado el Peligro, se volvían al restaurante con el recibo en el bolsillo, que servía para el próximo.

Cuando últimamente se hicieron obligatorios los cinturones de seguridad de los coches en la ciudad, hubo quien inven tó enseguIda una camiseta que llevaba pintado casi en relieve un hermoso y visible cinturón negro que daba el pego hasta a los guardias con ojos de lince. Y ha sido también un napolitano quien ha inventado los cursos de seducción amorosa para hombres, que no sólo han tenido éxito en el norte del país, sino que ahora los están descubriendo en Estados Unidos.

Fantasía

Esa fantasía es lo que hace que cada mañana por lo menos unos 300.000 napolitanos salgan de sus casas sin saber qué van a comer y vuelvan siempre por la noche alegres y contentos, sin haber conocido el hambre.

Ellos dicen que es el sol maravilloso de aquella tierra lo que hace agudizar el ingenio. Un sol que, para gozar de él unos días en verano -dicen irónicos los napolitanos- la gente del Norte trabaja como loca todo el resto del año en medio de nieblas y lluvia.

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