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Cogida grave de Litri en su reaparición

Sepúlveda / Joselito, Litri

Cuatro toros de Sepúlveda y dos, cuarto y quinto, de Sayalero y Bandrés. Todos bien presentados, excepto el primero, pobre de cabeza y de juego desigual. Joselito: aviso y ovación; silencio; leve petición, ovación y saludos; fuerte petición, ovación y saludos; leve petición, ovación y saludos; dos orejas. Litri: cogido de pronóstico grave en el muslo izquierdo por su primer toro.

Allicante. 22 de junio. Cuarta de Feria. Casi lleno.

Litri, que retrasó su reaparición hasta ayer buscando un éxito televisado, recibió una tremebunda cornada en el muslo izquierdo al inicio de su faena a su primero toro. Sus ilusiones quedaron truncadas aunque, pese a la espectacularidad del percance y voltereta posterior, las dos heridas (una de 15 centimetros y otra de 20) son limpias y sólo producen destrozos musculares, sin afectar vasos sanguíneos importantes.La tragedia se barruntaba, pues el manso burel medía mucho y entraba a la sarga punteando. En la primera ocasion uue se le presentó agarró de pleno al diestro. Joselito le pasaporto después con dificultaocs. El festejo había tenido uno inicios con sospecha de fácil triunfalismo, pues el primer bruto salió cenceño e Inválido. Se acamaba de continuo y Joselito lo toreó con la muleta muy despegado, de talón, y con cierta pachorra. Otra cosa fue su labor en este y en el resto con el percal: aplicó la mucha variedad necesaria cuando uno se queda en solitario frente a seis toros. Lances, verónicas, delantales, chicuelinas, serpenlinas. largas y gaoneras realizó tanto de pie como de hinojos y en diversos terrenos aprovechando las querencias. De esa variedad adolecieron sus faenas con la pañosa, demasiado reducidas al natural, el redondo y el de pecho.Pero como el tamaño y catadura de los bichos cambió desde el del percance, la emoción subió de tono. Ya no eran los habituales carretones aplomados. Joselito mantuvo el tipo con pizarría pero sin alcanzar un sonoro triunfo. El tercer funo aprendió latín y griego a lo largo de la lidia y un enfurruñado Joselito se lo quitó si aspavientos. El manso cuarto tenía peligro por los dos pitones, más por el izquierdo, donde el madrileño ni lo intentó. Se acopló por el derecho y después de pinchar en hueso le atizo ung ran espadazo. El presidente negó Ía oreja pese al gran número de pañuelos que emblanquecieron los tendidos. Todo muy parecido fue en el manejable quinto hasta que se rajó. Alencastado sexto Joselito le realizó una faena de paladar y técnica, aunque falta de reposo y ligazón. El presidente le regaló la segunda oreja que le abría la puerta grande, a pesar del feo espadazo en la gaita con que Joselito despeno a su enemigo,

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