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Guerra a Maradona

El argentino ha sufrido más faltas que nadie en el Mundial

Santiago Segurola

Una larga cadena de problemas debilita la prestación de Diego Maradona en este Mundial. Por el momento sólo ha ofrecido destellos de su categoría. Maradona ha encontrado pocas soluciones para sus males, entre ellos el trabajo de desgaste de los equipos rivales, dispuestos a anular como sea al astro argentino. El Pelusa ha sufrido el doble de faltas que el segundo más castigado y, además, no ha disparado ni una sola vez a puerta.

Las cifras hablan de un Maradona que genera un miedo enorme y un Maradona maniatado en la cancha. El jugador argentino no ha tirado un solo remate a portería desde que se inició el Mundial. Este dato es inconcebible en un futbolista del perfil del Pelusa.Maradona era entonces una especie de decatleta rechoncho que sacaba faltas, tiraba córneres, remataba desde cualquier distancia, ayudaba en el centro del campo y hacía mejorar en cada partido el juego de sus compañeros. En Italia, no ha rematado una sola vez a la puerta adversaria.

Pero el recuerdo de su talento es constante. En los tres primeros partidos, ha sido objeto de 28 faltas, más de nueve por encuentro, según la apreciación de los árbitros. Una cantidad de faltas que casi dobla a las recibidas por su inmediato seguidor, el rumano Lacatus, víctima de 15 faltas. Esta diferencia abismal explica el pavor que genera Maradona entre sus rivales.

Las secuelas de esta cadena de faltas se advierten en la precaria condición del jugador argentino, que presenta lesiones en los dedos de los pies, en el tobillo de su pierna izquierda y en una clavícula. En las tres últimas jornadas no se ha entrenado por prescripción médica. Cualquier otro jugador en esta situación habría recibido descanso en algún partido.

Jugadas magníficas

Su falta de remates no impiden que Maradona haya creado media docena de magníficas jugadas, como la que precedió al primer gol de Argentina ante la URSS o el pase diabólico a Caniggia frente a Rumania en los primeros minutos del partido. Algunos aspectos del juego chocan, sin embargo, con la posición todopoderosa de Maradona en la escuadra argentina. Fantástico lanzador de faltas directas, Maradona ha cedido este privilegio al defensa Serrizuela, un jugador dotado de una patada poderosísima al balón.

Maradona se encuentra también sobrepasado por la carga psicológica que lleva en este Mundial. De la vieja guardia argentina falta Valdano, cuya autoridad era la misma en el campo como en el vestuario; Giusti camina hacia los 34 años y está muy disminuido por las lesiones; Burruchaga, un jugador espléndido, apenas ha jugado en las tres últimas temporadas, atacado por dos fracturas gravísimas en su pierna derecha.

Maradona se encuentra solo, con unos jovenes que no se atreven a hablarle ni en la cancha, ni en la calle y con la tradicional presión que ejerce el país argentino sobre su equipo en la Copa del Mundo. Por todo ello, toda la selección busca a Maradona y todavía no ha sabido encontrarle. Los marcajes añaden más dificultades al astro. La presión no acaba en el campo. En los mentideros futbolísticos argentinos se extienden rumores sobre algunas graves dificultades en la familia de Maradona, como la batalla legal por el reconocimiento del presunto hijo del jugador con Cristiana Sinagra, una napolitana que desde hace cuatro años atribuye a Maradona la paternidad de su hijo.

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