Jacques Cousteau

El comandante Jacques-Yves Cousteau, pionero de la oceanografía, padre del hombre rana y ferviente defensor del medio ambiente, decidió celebrar sus 80 años el martes con una conferencia en la Academia de Ciencias de París sobre el porvenir del Círculo Polar Antártico. Para Cousteau, que tiempo atrás organizó una excursión al Antártico con niños de diferentes nacionalidades, convertir el continente blanco austral en un santuario es imprescindible para el porvenir de la humanidad.Cousteau es el hombre más popular de Francia, delante del presidente François Mitterrand, el futbolista Michel Platini y el periodista Bernard Pivot. Tiempo atrás, los ecologistas franceses soñaron con hacer de este oficial de marina, explorador y cineasta su candidato a la presidencia de la República, pero él, no sin meditarlo un tiempo, rechazó el ofrecimiento

Nacido el 11 de junio de 19 10 en una aldea girondina, el comandante Cousteau acaba de cumplir 80 años y sigue en plena forma. Su carrera comenzó en 1943, cuando coinventó la escafandra autónoma submarina llamada Cousteau-Gagnan. Luego, en los años cincuenta, fue el comandante de las célebres campañas oceanográficas del Calypso, y en 1957 se hizo cargo de la dirección del Museo Oceanográfico de Mónaco.

Ahora Cousteau dice que no quiere terminar su vida sin haber lanzado un mensaje universal sobre la necesidad de preservar el Antártico tal como está. Ya el pasado octubre, cuando se reunió en París la XV conferencia consultiva sobre el continente blanco austral, el comandante Cousteau tuvo una destacada participación para reclamar una reglamentación internacional eficaz y definitiva de protección de ese ecosistema. Los Gobiernos francés y australiano y las organizaciones ecologistas Greenpeace y World Wild Fund se unieron a su propuesta de convertir el Antártico en una reserva natural internacional.

La posición de Cousteau y sus partidarios contó entonces y sigue contando con la oposición de los países interesados, ante todo, en la posibilidad de explotar los recursos mineros del continente más inaccesible, frío y ventoso del planeta. Las supuestas riquezas del Antártico despiertan los sueños más ambiciosos; se ha convertido en una especie de mito de El Dorado de nuestro tiempo.