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EL FUTURO SOVIÉTICO

El KGB no será de nadie

Los reformistas desean independizar a la policía del partido para evitar que la utilicen los 'ultras'

Pilar Bonet

Los sectores más reformistas de la dirección soviética han dado luz verde para exponer ante los ojos del mundo y destruir aceleradamente el sistema de conexiones que subordina al Comité de Seguridad del Estado (KGB) exclusivamente al Comité Central del PCUS, ante el temor de una escisión del partido comunista que dejara este organismo y todas sus redes de poder en manos de los conservadores. Esta conclusión se desprendía de la publicación ayer, en el diario Komsomolskaia Pravda, de una amplia entrevista con el general coronel del KGB Oleg Kaluguin.

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Komsomolskaia Pravda, a la vanguardia hoy de la transparencia informativa en la prensa diaria, es el diario de mayor tirada de la URSS (más de 20 millones de ejemplares). Por el terna que aborda, y según los métodos de trabajo de la prensa soviética, Incluso la más progresista , la entrevista con Kaluguin ha necesitado, para aparecer, de algún apoyo en las alturas del PCUS, en opinión de observadores políticos.El autor de la entrevista, miembro del consejo de redácción de Komsomolskaia Pravda, dice para justificar su publicación que desenmascarar el sistema que impide la creación de una sociedad civil "va en interés del país".

Muchas de las afirmaciones realizadas por Kaluguin en Komsomolskaia Pravda fueron efectuadas el sábado pasado ante periodistas extranjeros, incluída esta corresponsal. Sin embargo, algunas revelaciones están más detalladas ahora. El general se había quejado el sábado de que el semanario Ogoniok no había querido publicarle un artículo hace unos meses.

Preparación en EE UU

Kaluguin era el responsable del KGB en la embajada soviética en Washington en 1968, durante la invasión de Checoslovaquia. En su biografía llama la atención el hecho de que estudiara en la universidad de Columbia (EE UU) en 1958 durante el primer intercambio de estudiantes soviético-norteamericanos en pleno deshielo de Nikita Jruschov. Alexandr YakovIev, el cerebro de la perestroika y miembro del Consejo Residencial de la URSS, estuvo curiosamente en el programa de intercambio estudiantil de la Universidad de Columbia en 1959. YakovIev va a ocuparse de temas de interior, y posiblemente de los órganos de seguridad, dentro del Consejo Presidencial, afirmaron altas fuentes comunistas.

Entre las afirmaciones de Kaluguin están las siguientes:

- El KGB recibe del Estado todos los rublos y divisas que solicita de acuerdo con un presupuesto no revelado que es aprobado por el Comité Central del PCUS y "a nivel de la alta dirección", y está totalmente al margen del Parlamento.

- Los efectivos humanos del KGB son enormes y desproporcionados para el nivel de peligro exterior y de amenaza para la seguridad del Estado en el interior del país.

-En el sistema del aparato central del KGB en Moscú trabaja tanta gente como en la CIA y el F131 norteamericanos juntos en Washington.

-El KGB tiene fichas de millones de ciudadanos soviéticos y extranjeros agrupadas por temas. Esta práctica comenzó en 1918. Desde los tiempos de Nikita Jruschov, lo único que se sustrae al control del KGB son los órganos de dirección del PCUS, por lo que los fiscales Gdlian e Ivanov no tienen posibilidad práctica de encontrar material comprometedor contra altos personajes de la jerarquía comunista. Ambos fiscales acusaron a Egor Ligachov de estar implicado en asuntos de corrupción.

- El ámbito de la llamada nomenklatura es el único tabú que existe para el KGB. La lista de intocables de la ciudad de Leningrado, por ejemplo, incluía al secretario regional del partido, el presidente del Soviet Supremo local y su vicepresidente. El KGB organiza campañas de descrédito contra personajes incómodos para el partido, como por ejemplo Borís Yeltsin, el flamante presidente del parlamento de Rusia, o el fiscal Telman Gdlian.

La práctica de asesinatos 1 políticos existía en el KGB, dijo Kaluguin, quien aseguró no saber si ésta continuaba actualmente. El KGB tiene una sección especial que suministra desinformación a los corresponsales extranjeros, preparando materiales especiales, que después sirven para ser citados en la prensa soviética como una información procedente del exterior. Y el KGB puede pinchar cualquier teléfono.

Las acciones del KGB van dirigidas hoy contra la dirección de los comités de huelga y los nuevos partidos políticos, tras haberse concentrado a lo largo de la historia soviética en los mencheviques, los trotskistas, los cosmopolitas, los clericales, los haré krihsna y los mconformistas, entre otros.

El KGB tiene una amplia red de colaboradores, en parte pagados y en parte por amor al arte. Altas fuentes soviéticas han dicho a esta corresponsal que el KGB está sufriendo una drástica reducción de plantilla.

Kaluguin comparte la idea de los medios reformistas soviéticos favorables a que la KGB sea despolitizada y se someta a la Constitución y al Parlamento de la URSS.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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