Yugoslavia golea a Emiratos, pero su juego vuelve a defraudar
EL PAÍS No hay equipo más desesperante en el Mundial que Yugoslavia. Su falta de decisión raya con el desinterés. Los yugoslavos ganaban por 2-0 a los 10 minutos del partido ante el equipo de los Emiratos Árabes y parecía anunciarse la goleada del Mundial. Lejos de confirmarse este pronóstico, Yugoslavia sólo añadió dos goles más, uno en el último minuto; permitió uno en su portería y estuvo a punto de conceder un par de ellos más en jugadas de Ahmed.
El juego fue infame. Entre la falta de categoría del equipo árabe y la pereza habitual de los yugoslavos, el encuentro cayó en una penosa sucesión de errores. En el capítulo de responsabilidades, Yugoslavia se llevó casi todas. Marcó cuatro goles y mejoró su balance de goles favorables en la primera fase del torneo, un asunto complicado tras la escandalosa derrota en el primer partido ante Alemania. Pero el equipo de Osim pasa a la siguiente fase sin ninguna gloria, sometido a una fuerte polémica entre los jugadores y el técnico, hombre conservador donde los haya.
Osim dispone de un equipo superior al que parece. Sin embargo, la falta de cohesión y de espíritu son sangrantes. Durante 10 minutos dio la impresión de que Yugoslavia apretaría con dureza a los árabes. Marcó Susic en el minuto 4 y sumó otro más Pancev en el minuto 10, y en ese intervalo el equipo árabe parecía aún peor de lo que puso de manifiesto ante Alemania.
Después les vino la desgana a los yugoslavos. La actitud perezosa salvó a sus rivales, que respiraron y lograron maniobrar con alguna comodidad, e incluso con peligro en un par de jugadas, en las que Ahmed estuvo francamente calamitoso. Hasta marcaron un gol, algo que parecía milagroso. Pero contra Yugoslavia, ni siquiera lo es. Y lo bueno es que podría ser el rival de España.
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