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Los ancianos españoles, contentos con su entorno familiar y el trato social

Los españoles mayores de 65 años reconocen vivir en inferiores condiciones al resto de la población, pero se muestran satisfechos con su entorno familiar y el trato social que reciben, según un estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Más del 70% de los ancianos consultados ni siquiera tiene estudios primarios, la mayoría convive con su familia y casi el 80% rechaza frontalmente las residencias de la tercera edad.

El grado de satisfacción con ingresos, vivienda, servicios públicos y reconocimiento social disminuye a medida que aumenta el nivel de formación de los entrevistados. Los ancianos con estudios superiores también son menos reacios a vivir en residencias, aunque sus recursos económicos les permitan hacerlo sólos o con sus familias.El estudio del CIS se ha realizado en todo el territorio nacional, excepto Ceuta y Melilla, a partir de 7.500 encuestas a mayores de 655 años residentes en hogares individuales y 500 efectuadas en residencias de la tercera edad. El muestreo recoge individuos nacidos antes de 1924 por lo que el 71% declara no tener estudios primarios y, entre ellos, el 17% no sabe leer.

Casi dos terceras partes de la población encuestada afirma ser católica practicante con porcentajes algo superiores a partir de los 70 años. En cuanto a la ubicación ideológica, el 22% se considera de izquierdas, el 17% de centro y el 12% de derechas. El centro-derecha parece ser la ideología predominante entre las mujeres y, en general, a medida que se eleva el nivel de estudios. Para los autores de la encuesta es relevante el alto grado de indefinición de las personas mayores ante esta cuestión, lo que indica su estado de marginación social.

Los ancianos españoles se muestran en la encuesta del CIS bastante conformes con su situación, si bien existe todavía un gran abismo entre las 75.000 pesetas mensuales que estiman necesarias para vivir dignamente y la cuantía de sus actuales pensiones. Según los últimos datos oficiales el 70% de los seis millones de jubilados españoles percibe menos de 50.000 pesetas al mes. Un 82% de los entrevistados cobra algún tipo de pensión, preferentemente a cargo de la Seguridad Social, que para la gran mayoría ha supuesto una evidente merma respecto a sus salarios anteriores. Un porcentaje significativo de jubilados ya contaba con esta circunstacia, pero casi el 40% pensaba que sus ingresos iban a ser muy similares a sus percepciones como trabajadores activos.

Muchos datos del estudio reflejan e incluso agudizan, por referirse a la tercera edad, las discriminaciones sociales que sufre la mujer en otras etapas de su vida. Solo un 4% de los varones no percibe pensión de la Seguridad Social, mientras que esta cifra se eleva al 28% en el caso de las mujeres. Una consecuencia es que actualmente de las mujeres mayores de 65 años que viven en residencias, un 30% carece de familia y de recursos económicos para vivir solas. El porcentaje en los hombres es del 21%.

Depresiones y aburrimiento

La proporción de viudas es significativamente mayor a la de viudos. Una cuarta parte del 20% de ancianos que hoy viven solos son mujeres y solo un 10% hombres. Las ancianas declaran conocer la existencia de comedores, hogares y clubs para pensionistas, pero acuden a ellos en menor proporción que los varones. En general las primeras se quejan más de sufrir depresiones, ansiedad o, simplemente aburrimiento, un dato que se interpreta en el estudio como consecuencia de la desaparición progresiva del papel de la mujer en las tareas domésticas y la ausencia de alternativas profesionales. La sensación de soledad en las mujeres ancianas aparece muy relacionada con la pérdida del cónyuge del que ha dependido social y culturalmente toda su vida.

El domicilio habitual y permanente de la población anciana sigue siendo el familiar, especialmente en los núcleos rurales. Destaca el dato de que en los pequeños municipios se observan proporciones superiores de población con mayor edad. Por término medio los viejos residen con otras dos personas en viviendas propias o de su cónyuge, en el caso del 63% de los varones y del 54% de las mujeres. la mayoría de los que habitan con sus hijos lo hace de forma permanente y contribuye con sus ingresos a su manutención. El 80% de estas personas manifiestan un rechazo frontal a residir en residencias de ancianos. Sin embargo los que han optado por la segunda opción llegan a preferirla a la alternativa de convivir con familiares.

Tres de cada diez personas encuestadas en residencias afirmaron perferir estos centros a pesar de tener hijos y familia. Una cuarta parte declaró no tener hijos ni ingresos y, finalmente, un 17%, sin hijos ni familia, pero con ingresos suficientes para vivir solos, opinó que se vive mejor en estos centros. La mayor parte de estos últimos tenía estudios superiores.

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