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El repliegue de 'mohamed'

Los inmigrantes marroquíes cambian sus hábitos de vida tras la redada

Al mercado semanal de Vic, que levanta sus paradas en la plaza Mayor de esa localidad barcelonesa, no acudieron ayer unos clientes que hasta ahora eran habituales: los mohameds. También fueron pocos los trabajadores marroquíes que acudieron ayer por la mañana al local.que utilizan como mezquita, en la calle de Sant Pere de Vic. En los supermercados de la zona también se percibían las consecuencias del miedo del colectivo magrebí a acudir a los lugares que hasta hace pocos días frecuentaba con tranquilidad. Desde la redada policial del pasado jueves, que acabó con la detención y expulsión de decenas de ellos, los inmigrantes marroquíes han cambiado sus hábitos de vida. Temen que nuevas actuaciones de la policía pongan fin a su sueño: trabajar y enviar el dinero que ahorran a los familiares que dejaron en su país de origen.Las acciones policiales de la pasada semana han suscitado un debate entre los habitantes de esta comarca, donde en los últimos años se ha registrado una importante oferta de puestos de trabajo en los sectores inmobiliario y textil, fundamentalmente, que ha atraido a muchos mohameds, apelativo que usan los empresarios para referirse a los trabajadores procedentes de Marruecos y contratados de forma ¡legal por no tener su situación regularizada. El viejo tópico de la mano de obra barata se ha cumplido también en la zona de Vic y algunos industriales se han aprovechado del fenómeno.

La discriminación económica, social y laboral ha sido el tributo que estos trabajadores, al igual que otros colectivos de inmigrantes, han tenido que pagar para poder trabajar en un marco no siempre legal. La pregunta sobre si es justo y humano detener y expulsar a estas personas como si se tratara de delincuentes ha obtenido diferentes respuestas en la sociedad civil de esta comarca. El peligro siempre latente de brotes de xenofobia ha pasado esta vez de largo y salvo en contados casos no se ha producido un sentimiento generalizado de rechazo hacia el colectivo magrebí.

Mano de obra

Entre quienes defienden con mayor ahínco la continuidad de esta mano de obra se encuentran los industriales textiles. El jefe de personal de la planta Puignaró de Roda de Ter, Salvador Nadal, dijo a este diario: "Si no fuera por los mohameds tendríamos que interrumpir la actividad en nuestras fábrica?. Nadal rechaza toda acusación que contenga matices de explotación o discriminación en su fábrica, en la que de los 800 traba adores de la plantilla, 60 son marroquíes: "Aquí los tratamos como si fueran unos trabajadores más, realizan los mismos trabajos y no causan problemas". Y justifica la contratacion de magrebíes argumentando que "en la comarca no encontramos mano de obra. Vamos a las oficinas de empleo y los parados no quieren venir".Esta opinión no es compartida por algunas personas. Ramon Vilá, encargado de una fábrica textil de Roda de Ter, no es partidario de la presencia de trabajadores marroquíes. "Quitan puestos de trabajo a los jóvenes de aquí", dice. "Lo que ocurre", añade, "es que nosotros no estamos dispuestos a trabajar por el salario que les pagan a ellos, que no son elevados porque se aprovechan y les emplean en las tareas más dura?.

Algunas organizaciones y entidades de la comarca, como el sindicato Comisiones Obreras, la escuela de adultos Martí Pol, Justicia y Paz, y Cáritas, se han solidarizado con la situación de los trabajadores marroquíes y han iniciado una campaña de protesta.

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