La apuesta Duato
La nueva etapa que hoy se inaugura en el Ballet del Teatro Lírico Nacional (BTLN) con la incorporación de Nacho Duato (Valencia, 1957) a la dirección abre, como las anteriores, grandes esperanzas. La compañía -que ha quemado a cuatro directores en 10 años- está consolidada en cuanto a su mera existencia, pero aún dista mucho de haber encontrado una identidad propia, y simplemente poniendo al lado el uno del otro los nombres de Nacho Duato y Maya Plisétskaya, que ejerció la dirección desde principios de 1988 hasta hace unos días, se puede comprender la amplitud del viraje que este nombramiento supone.
Aparte su personalidad como bailarina y su carisma personal, Plisétskaya representaba el engarce con una de las grandes tradicionales del ballet clásico mundial: se suponía -porque nunca se dijo claramente- que su presencia al frente de la compañía significaba una voluntad decidida de profundizar en la tarea que María de Ávila había ya iniciado durante su mandato (1982-1986), es decir, dar una base clásica sólida a la compañía, lo que, se mire como se mire, parece imprescindible para una agrupación de carácter nacional que es además la única.Pero antes de dos años se anunció su relevo, justo cuando esa labor parecía que empezaba a dar algún fruto, y se fichó a un joven bailarín y coreógrafo cuya formación, trayectoria profesional y vocación personal están en las antípodas de la línea seguida -y de los esfuerzos desplegados- no sólo en esta última etapa, sino también en los últimos ocho años.
Nacho Duato viene también aureolado de un carisma personal considerable: bailarín excepcionalmente dotado, se inició tarde en la danza y directamente, al principio, en la danza moderna.
Ballet moderno
Se hizo como bailarín -primero en el Cullberg de Estocolmo y después en el Nederlands holandés- en compañías que, desde su creación, han apostado por lo que suele llamarse ballet moderno, un estilo que desde mediados de siglo intenta incorporar al ballet tradicional parte de los avances logrados por la danza moderna -movilidad mayor del torso, flexibilidad de la rigidez característica de la escuela clásica-, pero sin sacrificar las ventajas de la técnica ortodoxa, especialmente en cuanto a apropiación total del espacio y riqueza de movimiento, y todo ello envuelto en una estética secularizada y actual.Duato -que proyecta como bailarín en grado sumo la vitalidad y emoción cinéticas de este estilo en su mejor versión- es también coreógrafo. Desde que ganó, en 1986, el concurso de Colonia con Jardí tancat, ha realizado un buen número de montajes para el Nederlands y diversos grupos europeos, siempre en el estilo característico de su maestro, Jiri Kylián -el coreógrafo checo que irrumpió a mediados de los setenta en Holanda con una versión personal y profunda de ese ballet moderno-, pero dando muestras de talento propio y con bastante éxito. Duato se confiesa a sí mismo "coreógrafo intuitivo", asimilándose voluntariamente a una tradición que ha contribuido a que la coreografía sea considerada como un arte poco serio. Pero efectivamente, junto con Mils Christe, Christopher Bruce y algún otro, forma parte de ese pequeñísimo grupo de jóvenes coreógrafos de moda que se disputan hoy los teatros europeos porque quizá, quizá, se revelen pronto como el nuevo Forsythe, el nuevo Morris o incluso el nuevo Kyllán.
La identidad española de Duato y el disponer de una compañía nacional son para él bazas muy fuertes en esa competición europea. Falta ver si no se ahoga en problemas burocráticos: igual que sus cuatro antecesores, Duato carece por completo de experiencia en dirección y en la más difícil tarea de todo director, la lucha con la burocracia. Y falta ver también si el viraje es soportable para la compañía. Independientemente de que Duato se consagre con el BTLN, éste está obligado a madurar en la asimilación de un repertorio amplio y variado que necesariamente ha de incluir la tradición clásica, no sólo porque se ha invertido mucho en ello, sino porque resulta necesario precisamente para poder avanzar y consolidar todo lo que en danza se está haciendo en el país.
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