El mundo árabe se transforma

Paralelamente a la intensificación de la carrera armamentista árabe, en el centro de la cual se encuentran las fábricas de armas químicas construidas en Irak, Siria y Libia, asistimos a una evolución del pensamiento político que anuncia, y a veces ya refleja, el comienzo de una transformación de las sociedades árabes. Transformación en el sentido de una democratización más amplia, de una creciente exigencia de mayores libertades políticas, del surgimiento de un nuevo clima don de la óptica pragmática va su perando gradualmente a la política radical alimentada por las consignas seudorrevolucionarias de los últimos 30 años. Ésta es la observación que surge del trabajo de dos investigadores israelíes, Matti Steinberg y Menahem Klein.En particular, dos acontecimientos han afectado de manera primordial las opciones ideológicas y políticas de los países árabes. Por un lado, la actitud más equilibrada de la URSS con Mijaíl Gorbachov, frente al conflicto árabe-Israelí. Por el otro, la Intifada palestina y sus importantísimas repercusiones para la formulación de un nuevo programa político de la OLP a iniciativa de Arafat.

Steinberg muestra en detalle cómo los líderes árabes ven en el acercamiento soviético a Israel y sobre todo en la redución progresiva de la asistencia militar concedida tradicionalmente por la URSS a los regímenes árabes radicales la razón de esta nueva actitud.

Por otra parte, a pesar de las amenazas dirigidas a Israel y el desarrollo de un armamento químico ultramoderno, Sadam Husein no cierra las puertas a una solución política del conflicto. Igualmente importante desde el punto de vista israelí, "donde se subraya, erróneamente, la posibilidad de un cambio democrático o incluso de una voluntad de cambio en el mundo árabe", afirma Steinberg, es la actitud del presidente iraquí al plantear, por primera vez, la democratización de su país. Un periódico árabe publicó recientemente extractos de un discurso pronunciado por Sadam Husein ante el Consejo Político del Comando Militar Iraquí en el que se manifiesta partidario de una estrategia política conducente a una democratización a largo plazo.

También el presidente sirio Assad ha evocado hace poco la importancia del sistema parlamentario basado en la existencia de diferentes partidos. Assad ha hablado de la ampliación de las libertades políticas y de los derechos del hombre en Siria. Un proceso de democratización "tímido y aún limitado, pero real", dice el informe del Instituto Davies, ya se ha afirmado en Jordania con la primera consulta electoral en 22 años, donde el poder del partido del rey se vio seriamente afectado por el partido islámico. Aperturas similares se registran en Yemen (recién unidos el del norte y el del sur), en Argelia y en Kuwait. En este último país se reclama la abolición del poder absoluto de la familia del emir El Sabah y se exige el retorno al sistema parlamentario.

El pragmatismo

Precisamente hasta el estallido de la Intifada, la estrategia predominante del mundo árabe en el conflicto con Israel (a excepción de Egipto y Jordania) se centraba en el apoyo que le dio a la OLP en su lucha militar contra el enemigo sionista. Resultado: en la Liga Árabe, donde todavía Egipto estaba excluido, Siria, Irak, Libia, Argelia y otros países partidarios del enfrentamiento armado contra Israel ejercían una influencia preponderante.

La adopción por parte del Consejo Nacional Palestino en Argelia, en noviembre de 1988, de un nuevo programa que rompía efectivamente con la Carta palestina y con los países árabes radicales del frente de rechazo, hizo que se sacudieran los fundamentos de todo el mundo árabe. La vuelta de Egipto a la Liga Árabe acentuó aún más la victoria del pragmatismo sobre el radicalismo.

Por último, los cambios acaecidos en la URSS coronan esta evolución incluso en el seno de las organizaciones palestinas. Con el objetivo de desmantelar el partido comunista palestino y el Frente Popular de Liberación Palestina (FPLP) marxista, informa Menahem Klein, se reunió en Túnez el Primer Congreso Nacional Árabe. A él asistió un gran número de intelectuales árabes, en su mayoría laicos. Los participantes centraron sus discusiones en la necesidad de una reorganización árabe con vistas a los cambios producidos en la escena internacional. En la resolución final puede leerse, entre otras cosas: "El componente fundamental en la adecuación del futuro árabe es la creación de una infraestructura sociopolítica basada en un sistema pluralista y libre, en garantías constitucionales que aseguren la posibilidad de un cambio de régimen, una representación parlamentaria real basada en elecciones libres y honestas, respeto a los derechos del hombre sin discriminaciones...".