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"La avaricia ha roto el saco"

Los tocoginecólogos quieren implantar un sistema de seguros como el que existe en Francia

Milagros Pérez Oliva

Llevan trajes caros y se mueven con modales selectos, pero sus frases son mordaces y en ocasiones virulentas. "La avaricia ha roto el saco. Se acabó, estamos ya hartos de que esos chupópteros engorden a nuestra costa, sin hacer otra cosa que servir de intermediarios entre nosotros y nuestras pacientes". Quienes así hablan son los líderes de la recién constituida Asociación de Tocoginecólogos de Cataluña, cuyo planteamiento va más allá del resto de los ginecólogos: los catalanes pretenden sustituir el sistema mutual español por un modelo como el francés.

Están absolutamente resueltos a todo, dicen. Y en el fragor de la lucha se les ha acusado de recurrir a la presión y a la amenaza para engrosar su movimiento. Ellos lo niegan. Dicen que no lo necesitan. "¿Usted cree que no hay motivos? Nos pagan 700 pesetas por una visita cuando, sólo de gastos fijos, esa visita ya nos cuesta más de 800", dice Antonio Herrero, presidente. Es decir, que según eso pierden dinero cada vez que una paciente de mutua entra por la puerta. "Efectivamente, así es", asegura.¿Y cómo un médico cuya especialidad está en la cresta de la ola de la sanidad privada, consiente en perder dinero? La respuesta es meridianamente clara: "Compensábamos lo que perdíamos por ese lado cobrando más a nuestras clientes privadas". 6.000, 8.000 pesetas por visita.

"Nos tienen cogidos"

El directivo de una de las mutuas más importantes, que no quiere polemizar personalmente, en aras a no dificultar la negociación, asegura que todos se han beneficiado de la situación. "¿Cuál cree usted que es la cantera de la que obtienen su clientela privada?", pregunta. Las mutuas aseguran que tienen una larga lista de espera de médicos que quieren apuntarse. De eso se queja precisamente la asociación. "Nos tienen cogidos por el sistema de la lista cerrada. Sabemos de compañeros que, por protestar, han sido suprimidos de la lista por supuestos errores burocráticos y otros que casi no reciben pacientes", afirma Miguel Camarasa.Hasta hace muy poco las mutuas cubrían sólo una parte de la asistencia ginecológica, explica Manuel Orce, portavoz de Asistencia Sanitaria Colegial, que se precia de no estar en conflicto con sus médicos. Quedaba para la asistencia privada todo el ámbito de la prevención, la planificación familiar y revisiones.

Estas últimas constituían nada menos que el 40% de las consultas que atendían los médicos. Pero hace dos años, Mufáce (Mutualidad de Funcionarios Civiles del Estado) e Isfas (Instituto Social de las Fuerzas Armadas) obligaron a las principales mutuas españolas a incluir la revisión ginecológica. "Nos pagan entre 1.200 y 2.200 por revisión, cuando si no tienes laboratorio propio, sólo el análisis de Papanicolau te cuesta ya más que esa cantidad", afirma Enrique Ripoll.

Algo parecido ha sucedido con el parto, que ahora debe ser atendido por un médico, en lugar de una comadrona. "En las miserables 700 pesetas de la primera consulta se incluye la obligación de atender también el parto, lo que nos obliga a estar permanentemente de guardia", añade Miguel Camarasa.

La entrada de capital extranjero y la competencia desencadenada ha llevado a las mutuas a ampliar la cobertura. Y la opción es cada vez más clara: "Por supuesto", afirma Mercé R., "con las 14.000 pesetas que me costó la última revisión ginecológica puedo pagar seis meses de una póliza completa, y sin cambiar de médico".

Libertad de elección

Así fue como las propias mutuas hicieron la competencia a sus médicos, y así es cómo éstos se han ido quedando sin su sistema de compensación."La avaricia ha roto el saco", repite Ripoll. La situación es delicada. "Luchamos por la calidad asistencial. No queremos que se generalice una conducta que ahora sólo practica una minoría sin escrúpulos", añade. Por ejemplo tirar el frotis a la papelera. Dar el resultado de un falso Papanicolau. Lavar el espéculo con jabón. "Hay mutuas, como Sanitas, que no han aumentado las tarifas de los médicos en ocho años", afirma Enrique Ripoll. "Previasa nos ha estado debiendo a los médicos de Dexeus más de 60 millones durante casi un año, y de repente compra Dexeus y Quirón por cerca de 4.000 millones", añade Juan Arce.

"Ya no queremos saber nada de las mutuas. Son simples prestamistas, parásitos que viven de nuestro trabajo", afirma Juan Ramón Ibáñez, vicepresidente de la asociación. "Queremos ir a un sistema como el francés. Nada de listas cerradas, queremos que la paciente pueda elegir al médico, y si luego tiene una póliza suscrita, que la mutua le reintegre el importe", añade. Saben que juegan a todo o nada y que el éxito de su empresa depende de que las demás especialidades se suban a su carro.

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