Un rompecabezas con piezas en toda Europa

España es, hasta ahora, el último de una serie de países europeos presuntamente implicados en la trama por la que el Gobierno iraquí pretendía hacerse con un supercañón, según descubrieron hace un mes las autoridades aduaneras británicas. Al tirar del cabo, el Reino Unido ha encontrado también conexiones en, Bélgica, Italia, Suiza, República Federal de Alemania (RFA) y Grecia, donde, además de tener su sede una de las oficinas responsables del plan para dotar a Irak de ese material, sigue detenido un camionero británico que, ajeno al significado de su carga, transportaba un supertubo desde la fundición de Sheffield hasta Irak.Los ocho grandes tubos, de un metro de calibre, fabricados por Sheffield Forgemasters y decomisados a mediados de abril en el puerto británico de Middlesborough, eran los últimos en la serie de varias docenas ya remitida a Irak, presuntamente con destino a una planta petroquímica. Las investigaciones de la policía británica revelaron una conexión sospechosa, la del científico canadiense experto en balística Gerald Buil.En Bruselas tenía su sede Space Research Corporation (SRC), la compañía creada por Bull, padre de la idea del supercañón, que trajo un cierto interés hace unos 30 años en EE UU, hasta que la aparición de los cohetes balísticos convirtió en inútil el esfuerzo investigador del canadiense. Bull estaba obsesionado con su idea, en la que siguió trabajando al tiempo que desde SRC desarrollaba oficios de intermediario en tráfico de armas, actividades que se presume le costaron la vida el pasado marzo cuando fue asesinado junto a su casa en Bruselas.