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Carne de laboratorio

20.000 animales, entre ellos ovejas y cerdos, son utilizados para cirugía experimental

La cara interna de las orejas de los conejos se emplea para analizar las reacciones de los cosméticos; los perros beagle sirven para practicar trasplantes de intestino, y las ovejas, para avanzar en los métodos de cirugía torácica. Fuentes relacionadas con la Investigación estiman que cerca de 20.000 animales se destinan cada año a la experimentación en España. Los científicos consultados afirman que su utilización resulta imprescindible. Algunos animales proceden de criaderos especiales. Otros, de la calle. Su valor puede alcanzar las 100.000 pesetas.

Los perros corretean tranquilos por una terraza del hospital General de Valencia. Un trabajador entra y todos se acercan, juguetones, a él. Coge a uno y lo traslada a otro cuarto allí después de anestesiarlo, se efectúa el lavado. Todo está listo para la operación. Los médicos esperan en la sala de quirófanos. Se coloca al chucho panza arriba y se le atan las patas. A continuación, una auxiliar comprueba el correcto funcionamiento del gotero. El perro va a ser sometido a un trasplante de intestino. Del resultado del experimento depende, según los científicos, que la intervención pueda aplicarse a las personas.En España, el total de hospitales que cuenta con departamentos de cirugía experimental apenas llega a la decena. Pese a los intentos de este diario, ningún organismo pudo concretar la cifra, ni tampoco la del total de animales que para la investigación se emplean anualmente en España. Según uno de los expertos consultados, una cantidad orientativa puede situarse entre los 10.000 y 20.000 bichos. Entre los centros que cuentan con estas unidades figuran, junto al Hospital General de Valencia, La Paz y Puerta de Hierro, ambos de Madrid. Joaquín Márquez, subdirector de investigación del Instituto Carlos III, confirma la dispersión de datos. "No existe ningún organismo, como ocurre en otros países europeos, que facilite información de cómo y porqué se emplean animales".El Hospital General de Valencia puso en marcha el centro de cirugía experimental en 1982. No obstante, el citado departamento, que dirige José Miguel Lloris, de 36 años de edad, fue reconocido oficialmente en 1987. Lloris asegura que el manejo de animales de laboratorio en cualquier campo de la investigación se ha convertido en una realidad que ni las sociedades protectoras cuestionan. Para Lloris, los animales son el único reactivo biológico disponible para estudiar fenómenos fisiológicos completos y complejos. "La farmacología ha logrado grandes resultados gracias a los experimentos con ratas", afirma.

Trasplantes

El departamento experimental del Hospital General trabaja sobre todo con perros de la raza beagle. Su pequeña estatura y su docilidad los convierten en idóneos para las intervenciones quirúrgicas. "El perro se emplea en cualquier área de la fisiología para realizar trasplantes", prosigue Lloris. "En concreto, nosotros tratamos de avanzar en el trasplante de intestino. En dos animales que presentan similares condiciones, se trasplanta de uno a otro un trozo de intestino. En la parte intervenida se coloca un microprocesador, con el fin de seguir la evolución de la operación", relata. Este departamento emplea alrededor de 150 canes cada año. "Representa el primer paso para realizar el trasplante en personas en España", asevera el responsable de la unidad.Junto a la tarea propiamente investigadora, el centro del Hospital General, al igual que el resto de los departamentos experimentales, sirve de apoyo a otros programas científicos. Así, un grupo de anestesistas de Valencia ha recurrido a sus instalaciones para conseguir una técnica quirúrgica dirigida a reducir el dolor en pacientes que han sufrido una amputación. "Existe una patología denominada miembro fantasma", dice José Miguel Lloris. "Cuando se amputa un miembro, el paciente sufre una peculiar sensación de dolor. Sin tener un pie, hay gente que asegura que le duele el dedo gordo".

Para Enrique de Miguel, jefe del servicio de cirugía experimental de La Paz, los científicos tienden a recurrir en menor medida al uso de animales. "Pero actualmente continúa siendo imprescindible", matiza. "Todo el mundo quiere curarse, pero sí no lo intentamos antes con otros seres, que nos digan cómo podemos avanzar, ¿con personas directamente?", pregunta. Su departamento intenta profundizar en el conocimiento de las malformaciones congénitas cardiacas. Entre cerdos, cuyas características los hacen válidos para la cirugía de trasplante, ovejas, ratas y conejos, su unidad necesita cada año alrededor de 1.000 animales.

Granjas especiales

"Estos experimentos resultan costosos, incluso económicamente, una rata de cuatro años puede llegar a costar 100.000 personas. Debemos reproducir las enfermedades para conocer sus causas y sus posibles soluciones", apunta. Sobre las críticas que puede generar la utilización de seres vivos, señala. "No conozco ningún país que prohiba estas técnicas, aunque es cierto que los científicos muestran mayor conciencia y recurren lo menos posible a los animales", señala Enrique de Miguel.Hasta hace pocos anos, para llevar a cabo los experimentos bastaba cualquier animal callejero. En la actualidad, una directiva de la Comunidad Europea obliga a que todos ellos procedan de criaderos especiales. Los beagles que emplea el Hospital General se crían en Cataluña, en una granja especial en la que se atienden, según Lloris, "mejor que en cualquier otro lugar". Cada uno de ellos dispone de una cartilla en la que figuran todos los datos relacionados con su procedencia, así como el calendario de vacunaciones. Cada chucho cuesta entre 40.000 y 50.000 pesetas. Sin embargo, todos los científicos coincidieron en asegurar que todavía se recurre a animales de la calle.

"La normativa de la CE puede servir para que, en un plazo de dos o tres años, se elabore un catálogo de centros donde se practican intervenciones con animales. Actualmente, cualquier hospital o facultad puede experimentar con cabras, conejos o terneros", señala Márquez.

Por su parte, Carmen Barón, presidenta de la Sociedad Protectora de Valencia, califica de "innecesario" cualquier experimento con animales. Y justifica: "Porque implica crueldad. Los animales sufren".

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