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SEMIFINALES DE LA LIGA DE BALONCESTO

El Madrid no pudo forzar el cuarto partido

El Real Madrid se despidió de la Liga y de la peor temporada que se le recuerda con el amargo sabor que deja el haber desperdiciado una inmejorable ocasión para haberse salvado del k. o., el 3-0, ante un Joventut que consiguió su pase a la Final realizando el peor de los tres encuentros imprescindibles para ello.El conjunto badalonés salvó su desafortunada noche gracias a las genlalidades de Villacampa y Montero, puntuales y descorchadas, sólo en los últimos minutos. El madridista trató de salvarse aportando lo imprescindible: prioridad a su esfuerzo defensivo y un cierto orden en su juego. Pero olvidó añadir una mínima dosis de resolución y de aprovechamiento de las lagunas exhibidas por su adversario.

Un mínimo acelerón final de los verdínegros les permitió desbaratar la estrategia montada por George Karl que además se consumió en los dos últimos minutos pese a que ya habían dejado la pista, eliminados, Lampley y Johnson. En cierto modo era inecesario su trabajo puesto que el Joventut volcó todo su juego en sus jugadores más bajos: Villacampa, Montero y Jofresa que no perdonaron el menor fallo madridista para demostrar que son los mejores velocistas del campeonato.

El Real Madrid sobrevivio hasta el m. 37 (67-68) rescatando las nociones más elementales del manual: la defensa, el trabajo sucio, sobre el que se asienta el desarrollo de facetas mas complicadas del juego. En ataque le bastó aplicar otro concepto mínimo para sacar un partido adelante: el orden. Esas dos armas, insuficientes en otras condiciones, le sirvieron anoche para impedir que el Joventut irradiase el instinto asesino que parecía haber adquirido tras sus dos primeras victorias en Madrid.El estilo italiano que utilizó el Madrid precisó de una gran vulnerabilidad de su rival, la que evidenció el Joventut durante gran parte del partido y especialmente hasta el m. 24 (40-45). Las tradicionales cualidades del conjunto badalonés, la rapidez, la capacidad de resolución de sus aleros y su contraataque estuvieron ausentes. Sólo una fase fugaz permitió al Joventut remontar. Pero esa primera ventaja del equipo local se esfumó con una simple reprimenda de Karl en un tiempo muerto, tras haber tocado fondo (49-45). Solventado ese bache madridista el partido quedó a expensas de la irregularidad verdinegra. Los vaivenes fueron terribles. El Madrid tuvo el partido en franquía hasta que Fredrick falló una fácil bandeja con el marcador en 5059.A partir de ese momento el Joventut dividió drásticamente el trabajo de sus jugadores. Los pivots se limitaron a coger rebotes y a observar como Jofresa, Montero y Víllacampa asfixiaban al Madrid a base de continuos sprints. No hizo falta que Lampley, Johrison y Morales anotaran prácticamente un solo punto. Al ganar las décimas de segundo que requiere la incorporación de estos hombres a su esquema ofensivo el Joventut acotó su juego a parcelas muy determinadas pero en las que es terriblemente efectivo.

En ese momento desapareció por completo el meritorio trabajo de Villalobos por frenar a Villacampa y de Llorente por detener a Montero o Jofresa. Se desvaneció por completo la coordinada defensa impuesta por el técnico madridista, basada principalmente en continuas ayudas y en cambios tácticos de defensa individual, defensa zonal y zona mixta sobre Villacampa.

El Joventut consiguió acceder a su tercera final de un play-off y obtuvo el meritorio record de infligir por vez primera un 3-0 al Real Madrid.

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