Hacienda diseña el nuevo I.R.P.F con dos tarifas, una para la declaración conjunta y otra para la individual

La elaboración de un nuevo impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) ha entrado en su recta final. De aquí a final de mes, Hacienda tiene previsto terminar la redacción de un Libro Blanco de la reforma. En él se expresará la postura del ministerio, que, en esencia, consiste en un nuevo IRPF más equilibrado que el actual. Para ello, los técnicos del ministerio se muestran partidarios de implantar un sistema de doble tarifa, una para las declaraciones conjuntas y otra para las separadas. Sin embargo, se mantendrá el actual método de imputación de rentas en la declaración individual, es decir, las del trabajo serán para quien las percibe, mientras que las del capital podrán dividirse.

El Ministerio de Hacienda dio ayer por concluida la primera fase de consultas a los sectores sociales para la reforma del Impuesto sobre la Renta y el Patrimonio, que entrará en vigor el año próximo, es decir, en las declaraciones que se presenten en 1992. Durante estos días, se trabaja en la elaboración de un libro blanco de la reforma, que dará paso al articulado de ley y que será remitido a las Cortes a finales de julio.Para esta primera fase, Hacienda envió unas 300 encuestas a un amplio abanico de instituciones públicas y privadas, sector académico, asesores fiscales, entidades financieras y fuerzas sociales, con las que se han celebrado debates. El resultado de esta encuesta, aunque todavía incompleto, fue presentado ayer y en él se acota algo el terreno pero dentro de que hay opiniones para todos los gustos.

Detrás del escenario, los altos cargos del ministerio han desarrollado debates internos y han llegado a la conclusión de que el sistema con menos inconvenientes es el de la doble tarifa, o lo que es lo mismo, un splitting corregido. Consistirá en que los solteros, divorciados y viudos que declaran individualmente, además de los casados que opten por la tributación separada, tendrán una tarifa diferente a la que se aplicará a los matrimonios que elijan la conjunta.

Los sectores sociales encuestados por Hacienda han propuesto tres sistemas diferentes: la declaración individual para todos, la acumulación de rentas -splitting, cociente familiar o doble tarifa-, y los sistemas mixtos, es decir, declaración individual opcional junto a alguno de los anteriores métodos.

La doble tarifa sería, según Hacienda, el instrumento "más fino" ya que sería tan sencillo como el splitting hasta determinados niveles de renta -se suman los ingresos y se dividen por dos, se calcula la tarifa y se multiplica por dos para hallar la cuota- pero corrigiéndolo para evitar discriminaciones y falta de progresividad.

El problema que se plantea para los matrimonios en que trabajan los dos cónyuges y que opten por presentar declaración separada es cómo se reparten las ganancias. Aquí las opiniones están divididas, ya que mientras unos entienden que el régimen económico del matrimonio no debe primar sobre los criterios fiscales, otros piensan que si la pareja se ha casado en régimen de gananciales, tanto las rentas del trabajo como las del capital deben dividirse por dos.

Hacienda apuesta en este asunto por el criterio más barato desde el punto de vista recaudatorio, es decir, por mantener el actual sistema de imputación de forma que las rentas del trabajo debe declararlas quien las percibe y las del capital se pueden partir por mítades. "Nadie nos ha demostrado que exista un sistema mejor", señalan fuentes de Hacienda, "lo que sí se puede hacer es simplificar al máximo".

Progresividad

Para los responsables de Hacienda la doble tarifa permitirá modular mejor la progresividad del impuesto, es decir que proporcionalmente pague más quien más gana. Ésta es, según las mismas fuentes, la gran baza política de la reforma fiscal. El criterio que se perfila es el de una doble tarifa más sencilla que la actual y con menores tramos, donde el tipo marginal -56%- se alcance más tarde que en la actualidad -a partir de ocho millones de pesetas- y se eleve el mínimo exento. En este aspecto, los encuestados se dividen entre dos opciones: o bien moderar la progresividad de la tarifa y simplificar su estructura, con un menor tipo marginal, menor número de tramos y un mínimo exento más elevado; o bien mantener la progresividad actual por razones de justicia redistributiva.Como criterio global de la reforma, los encuestados se pronuncian a favor de que se mantenga la presión fiscal total trasladando parte del coste de la reforma hacia un incremento de los tipos del IVA. La lucha contra el fraude fiscal se considera clave "para un reparto más justo de la carga tributaria". Las opiniones a favor de una regularización fiscal no han sido, sin embargo, recogidas en este balance de las encuestas. Los responsables de Hacienda señalan que ésta es "una decisión política".

Las mismas fuentes indicaron que la capacidad recaudatoria del impuesto puede mantenerse eliminando deducciones fiscales que redunden en tarifas más bajas, incrementando los impuestos indirectos -el IVA sobre todo- y mediante un nuevo sistema de estimación de bases imponibles para empresarios y profesionales que permita reducir el fraude. No se descarta que la subida del IVA pueda producirse antes de la fecha inicialmente prevista, es decir, enero de 1993.