Madrid, única capital europea sobrevolada por los buitres
Madrid es la única capital europea que ocasionalmente todavía conoce sobre sus calles el vuelo de los grandes buitres. Según un reciente estudio del Instituto para la Conservación de la Naturaleza (Icona) coordinado por la Sociedad Española de Ornitología (SEO), la población madrileña de buitres leonados incluso ha experimentado un crecimiento de más del 75% en los últimos 10 años, aunque su situación es precaria debido principalmente a las prácticas irregulares de escalada en La Pedriza.
Seis buitreras, 42 parejas reproductoras y entre 2 10 y 245 individuos constituyen en estos momentos, con precisión científica, los efectivos madrileños del más común de nuestros buitres, el leonado (Gyps fulvus). Durante siglos, estos animales, de más de dos metros de envergadura, una de las mayores aves voladoras, cumplieron la importante función sanitaria de limpiar nuestros campos de animales muertos y sus consiguientes consecuencias ponzoñosas. Hoy, la existencia de buitres en número suficiente se considera, por parte de los ecólogos, como uno de los principales baremos a la hora de determinar la buena o mala salud medioambiental de muchos territorios ibéricos.En Madrid, la especie conoció su situación más critica a finales de los años setenta, cuando, considerados alimañas, sufrieron matanzas y envenenamientos masivos. "El cambio de actitud ha propiciado el auge de la población de buitres leonados en un 75% durante los últimos 10 años", según Bernardo Arroyo, coordinador del recién teminado Inventario de la población española de buitre leonado y sus áreas de cría.
Según este inventario, la principal concentración de buitreras madrileñas (cuatro) se encuentra en La Pedriza. A pesar de su recuperación numérica, estas colonias continúan acosadas principalmente por las prácticas irregulares de escalada en sus inmediaciones. En 1984, la pequeña colonia satélite que existía en el arroyo de Santa Ana (valle del Lozoya) fue destruida por un incendio provocado. En el valle de Bustarviejo, otro foco de cría desapareció hace tres años. En El Pardo, hasta 1986 sobrevivió una última pareja reproductora. Otras desapariciones locales han ocurrido en La Najarra y Mondalindo. En contrapartida, dos nuevas zonas de reproducción han surgido en los últimos cinco años: cuatro nidos y una veintena de ejemplares cerca de la carretera de Burgos y otra colonia similar en la llamada Tierra de Pinares, en los límites con Ávila.
Nidos artificiales
Pero los leonados no son los únicos buitres en la comunidad madrileña. El alimoche, migratorio, de menor porte, tan sólo mantiene una pareja junto al río Jarama. La utilización de huevos envenenados en numerosas fincas de caza menor regionales durante 1987 ha llevado a esta especie al borde del colapso. El buitre negro, una de las especies más valiosas, con menos de 500 parejas supervivientes, se mantiene todavía con éxito en tres enclaves de la sierra madrileña, con unas 30 parejas reproductoras. Dos problemas a esta especie: el riesgo de electrocución en tendidos eléctricos (especialmente en torno al río Perales) y el uso de venenos que aún se da en la vecina provincia de Segovia, donde los buitres negros suelen acudir en busca de alimento.En el parque natural de Peñalara-Alto Lozoya se está desarrollando con éxito un programa pionero de colocación de nidos artificiales y la Agencia de Medio Ambiente madrileña ha establecido una serie de muladares (lugares donde depositan reses muertas recogidas en explotaciones agropecuarias) por la sierra para facilitar temporalmente alimentos a estos animales.
Todo parece indicar, pues, que Madrid continuará siendo la única capital europea donde de vez en cuando sus ajetreados habitantes vean planear sobre sus cabezas la silueta de los grandes seres alados.
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